Page 198 - Vida y Obra de Toribio Rodriguez de Mendoza - Vol-1
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Volumen 1
Visita del Real Convictorio de San Carlos en 1815
todo el común, y antiguo empeño con que se prefiere su Estudio.— Acaso se-
ría muy ventajoso al público poner algunas trabas para contener ese torrente
de estudiantes legistas, y que no estuviese tan abierta la Puerta para esa multi-
tud libre de Abogados. Estas trabas producirían profesores del Derecho infini-
tamente superiores a los que sin ellas engruesan el número con detrimento
común. Trabas llamo la extensión de conocimientos jurídicos que no se ad-
quieren sin los preliminares, y alguna parte de la Filosofía sin la historia de
todo derecho, este es civil, y canónico, sin el estudio del nuestro, y de los Sa-
grados cánones por Instituciones doctas, y eruditas. Los estudios en casas par-
ticulares, y en Colegios de sola la Instituta de Justiniano, y la Exposición de
Kees, y ninguno otro estudio que buen fruto producirían. Pues con solo esta
pobre provisión se gradúan en cánones que no han visto. Esto es tan verdade-
ro como antiguo, y pide remedio y el principal es que en las universidades no
se den grados sin certificaciones juradas de los Rectores de haber concluido
los estudiantes fundamentalmente todo lo que se pide en el Plan de estudios.
Una de las causas de la deserción de la profesión de la Teología, es la brevedad,
y superfluidad del estudio de las Leyes. Como Usía tiene la honrosa comisión,
no limitada a este Colegio, sino extendida a la misma Universidad, no será
fuera de propósito, que yo sujete a su examen, y consideración lo principal que
me ocurre a favor del Estudio de la Teología. Si los más de los destinos ecle-
siásticos se estaran y ligaran al estudio teológico florecería este como conviene
se advierte en todas partes que las colocaciones en beneficios se llenan de su-
jetos que no tienen más nociones que las que tan incompleta, y mezquina-
mente dan los sumarios de la moral. Estos libros son la peste que acaba con la
ciencia eclesiástica. Por mucho que se revuelquen los aspirantes al sacerdocio
sobre Larraga tantas veces, y tan inútil ilustrado, y otros libros de su especie
como son casi todos los manuales comunes, no es posible que se adquiera por
ellos la instrucción que deben tener los Evangelistas, o Doctores de la Ley, que
tales deben de ser todos los sacerdotes. Nadie es Maestro en ella, nadie está
racional, y verdaderamente persuadido de la Santidad, y verdad de Jesucristo,
sino el que a lo menos recorre los principales hechos de la creación del hom-
bre, de sus preeminencias, de su fatal caída, y de aquellos que repararon la
venida del Mesías, acompañaron su nacimiento, vida, y muerte, y el estableci-
miento de su predicación. Casi toda la Religión consta de puros hechos en que
se funda, y resplandece tanto la Sublimidad de su moral, como su práctica. ¿Y
estas verdades tan necesarias como grandiosas e importantes se encuentra en
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