Page 194 - La Rebelión de Huánuco. Vol 5
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Volumen 5
Expediente seguido ante la Real Audiencia de Lima sobre el pago de costas
paresco y digo: Que en 12, del corriente se me notificó una Providencia para que
en el termino de tercero dia entregase quatrocientos pesos para parte del pago
de Relator y Escribano, de Camara de las costas de los procesos de Ynsurrección
que experimentaron estos Partidos en el año de mil ochocientos doce.
Debo hacerle presente a Vuestra Señoria que aunque las la modacidad
ó el odio pensó tisnar mi lealtad en aquella época, a mi no se me pudo probar
otro delito que el de haber sido obediente a las ordenes del Señor Vicario Juez
Eclesiastico, de este Partido y pasar al pueblo de Huacar a consumir el Santicimo
Sacramento que se hallaba colocado y desamparado de Ministros del Santuario
por fuga que entonces hiso su lexitimo Párroco Don Francisco Gonzales Bía.
Esa misma obediencia me constituyó a que pasase a dicho pueblo en-
fermo empocibilitado de una pierna, y asi me encontro Vuestra Señoría quando
reconquistó el Partido de Huanuco ¿pero ya que no pude salir de aquel pueblo
cubierto de insurgentes en que me exercite? en predicarle, exortar, y echarle en
cara a esos mismos insurgentes los exesesos que cometian opuestos a las maxi-
mas Catolicas, a nuestro amado Rey y a sus autoridades, a quienes, vajo de pe-
cado mortal debiamos obedecer esto le justifique solemnemente ante Vuestra
Señoría esto se halla original en los procesos de ynsurreccion a que me remito,
y esto mismo con la inociencia notoria que tube, fue causa para que otorgase
poder al Doctor Don Francisco Baldibieso Abogado de la Real Audiencia de
Lima para que en aquel Tribunal me defendiese sin tener por qué me valiese el
indulto que la piedad del Excelentísimo Señor Virrey del Reyno declaró a los
criminosos insurgentes de Huanuco: De orden de V. S. se libró mandamiento de
embargo contra mis vienes, y en los unicos que tube lo executo el Comicionado
Don Pedro Espinoza que no fueron mas que sesenta bacas que encontró en los
pastos de la hacienda de Sirabaniba, las quales depocitó en la comunidad del
pueblo de Llacon, que quando las debolvieron entregaron once menos. Puedo
asegurar a Vuestra Señoría in vervo sacerdotis tacto pectore. Que dichas sesenta
bacas no fueron mias mas que veinte, fue una compañía que yo el Licenciado
Don Manuel Antonio y el Capitan Don Juan Jose Ruiz mis hermanos hicimos
poniendo cada uno de ellos otras tantas con el designio de que aumentasen:
mas como sucedió el acaso de que quando se me desembargaron me entregaron
once menos, yo solo fui quien las perdí, por que no era regular que los compa-
ñeros padeciesen el menor defalco en las suyas; si fuese del agrado de Vuestra
Señoría puede mandar juramentar a todos los susodichos, y que asi se vea la
verdad.
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