Page 24 - La Rebelión de Huanuco - vol 3
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Volumen 3
Autos seguidos sobre el descubrimiento de los autores de la rebelión de Huánuco - Segunda parte
sus delitos, sinó fuese precepto de ley el que no se nieguen á alguno sus defen-
sas; y común sentir que en ellas conceden, y deben tocarse hasta los límites, y
términos del más fino discurso y Metafícica.
Sobre estos principios, y protestando la mayor sumición a las Leyes y
el más devido respeto alas Soberanas Regalías del Público escandalisado, y al
Estado todo, me atrebo ha interponer la súplica que dejo echa sin recelar sea
desatendida.
Aunque lo espuesto de mi parte conste plenariamente del proceso;
consta tamvién en igual forma, que Fray Marcos Martel, Juan José Castillo,
y los Rodríguez han sido los principales promovedores de la sublevación y
que á mi parte se le deve conciderar en la clase de reo, no ya, promovedor de
la insurgencia, y sí, de condecendiente; que inclinado por su desgracia del
dictamen de ellos, coadyubó en todos los echos posteriores, que fueron con-
ciguientes al primer delito, y es por esto, que aunque resulte delincuente, y
digno de castigo por la ley, deverá mirarcele con alguna mas equidad que a los
demás Principales reos, quedando al adbitrio de Vuestra Señoría la pena que
pueda satisfacer a la Vindicta Pública; por que ni es justo que esta quede sin
desagrabio, quando ha sufrido los mayores escándalos.
Además ¿que veneficio resulta al Estado de pribarse continuamente de
la vida de los delinquentes que merecen el último suplicio? si vien se mira, no
puede recibir por esto, sino es un positivo daño, porque pudiendo destinarse
aquellos á obras útiles, y nesesarias, se verá precisado por defecto, a substituir
en lugar suyo otro tanto número de personas, separándolas de exercicios úti-
les, para llenar aquel vacío y á la verdad, no carece esta práctica de exemplares,
pues hay Sociedad en que ya es desconocido el último suplicio, porque ade-
más de lo dicho, este castigo es de un momentáneo exemplo, é igual pena al
que lo sufre: Aquello por que en pocos días falta de la memoria del hombre la
execución de la sentencia, y esto por que pereciendo el hombre en el suplicio
se le priba del escarmiento, y corrección que es el objeto general, á que la recta
razón deve dirigirce con los castigos, conforme y de un acuerdo con la huma-
nidad que exije la concerbación de todo semejante.
Sobre estos principios de humanidad, rasón, y utilidad de los Esta-
dos, pudiera discurrirce con más extención, como lo han echo sabios Maes-
tros, procurando siempre, comvinar con lo justo, lo equitativo; y aun no estoy
distante de esperar que algún día veamos desterrado el último suplicio por
nuestra sabia, y soberana nación española, reunida en sus cortes, pues vemos
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