Page 94 - Vida y Obra de José Baquijano y Carrillo - Vol-1
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Volumen  1
                                   Aprobación de Baquíjano al «sermón predicado el día de la Santísima Trinidad»
                    No es este el carácter del orador cristiano, ni el de la elocuencia que
            se le recomienda. Su mérito no estriba en encontrarle nuevas combinaciones
             a las sílabas, ni en excitar, por el choque forzado de las palabras, esas pasaje-
            ras centellas que lucen y acaloran un momento sin producir la convicción y
            arreglo. La conciencia le intima y recuerda que no se le confía el ministerio
            sino para ser útil y provechoso a los pueblos. Para este noble fin es una guía
            insensata la imaginación ayudada sólo por el genio. Nuevo Icaro, dice un ilus-
            tre prelado,  él se eleva a la región del fuego; por un extraño vuelo se remonta
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            a países desconocidos: las nubes que ha penetrado se reúnen y en su sombra
            lo ocultan a la vista de los mortales; pero su vergonzosa caída lo descubre y
            deshonra. En el espíritu humano son pues los conocimientos la semilla de sus
            producciones. El se fecunda por la meditación el estudio y las ciencias. Sin
            ellas habrá abundancia de voces; pero no de ideas. De aquí la escasez de imá-
            genes, la falsa desproporción en las semejanzas, y el tranquilo reposo en que
            quedan las pasiones, aun tratándose de tinas verdades más propias a aterrar y
            conmover, que los intereses manejados por los Demóstenes y Cicerones.
                    Estos comunes defectos que estorban e interceptan los frutos saluda-
            bles del evangelio, no manchan ni deslustran la oración que se intenta publi-
            car. Pero como la santidad se forma de la falta de vicios, y de la práctica de las
            virtudes, así las obras para ser perfectas fuera de la justeza arreglo y precisión,
            han de añadir bellezas hermosuras y aliño. De otro modo no son dignas de
            imprimirse, pues las didácticas reglas de la sintaxis, y los triviales y frecuentes
            pensamientos no necesitan divulgarse por ese medio, que lejos de multiplicar
            el buen gusto, lo sofoca y apaga con su ejemplo.
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                    El del autor puede servir de modelo. ¿Con qué sabia y circunspecta
            prudencia vemos dibujadas las profundidades que oculta el sublime misterio
            de la Trinidad, sin que una prolija incubación exponga a el precipicio y a el
            error? ¿Con qué puras, naturales, y floridas expresiones se persuaden los ries-
            gos y estragos de las tres concupicencias? ¿Con qué fuerza, vigor, y solidez se
            ensalza el sacrificio, que por la profesión religiosa ofrece la inocente Virgen
            a quién se anima y alienta para que consuma el holocausto? ¡Qué oportuno
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            6.  Poncet de la Riviere Obispo de Troyes Discurso pronunciado en la academia de Nancy
            entre la colección de discursos de esta academia [Nota del autor].
            7. Véanse los consejos de la amistad, y la carta moral sobre el empleo de las riquezas, entre las
            obrasde Waurbuton [Nota del autor]. La llamada de esta nota a pie de página no se encuentra
            ubicada ni en el texto original impreso ni en la primera edición de este volumen. Por lo que no
            queda claro donde había sido ubicada inicialmente por el propio Baquíjano [Nota del Editor].


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