Page 271 - Vida y Obra de José Baquijano y Carrillo - Vol-1
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Nueva Colección Documental de la Independencia del Perú
Vida y obra de José Baquíjano y Carrillo
Ignacio Alvarado y del prebendado don Pablo Laurnaga. Llegó a tanto su an-
helo, que puesta sin duda en transporte su razón escribe de su letra y puño la
esquela que en debida forma demuestro para que la reconozca bajo de jura-
mento. Su tenor es tan vergonzoso, como impropio de un eclesiástico de su
edad. El se reduce a remitir una propina para contraer el sufragio del padre
fray Joaquín Bohórquez insinuando que era el único arbitrio para conseguirlo
y que guardase secreto. El prelado a quien fue dirigida no pudo menos que
llenarse de escándalo al ver semejante propuesta, y entrando en aquella justa
indignación (que es virtud moral aunque de segundo orden) para advertir que
por tan ilícitos medios se procuraba la corrupción de un religioso, haciéndose
tercero a su mismo superior, hubo por desahogo de su conciencia de entregar
la esquela para que se contare en tiempo el daño que podían ocasionar otras
de su clase. Yo por un efecto de aquella natural moderación que forma mi
carácter y de que tengo dadas al público tan sensibles pruebas, reservé este do-
cumento por el honor y buen nombre del doctor don José Ignacio, ejecutando lo
mismo por iguales respectos con los demás que ahora he sacado a luz, estrecha-
do y puesto en precisión de dar a mis defensas todo su debido lleno. No es poco
lo que tenido que vencer por mis contrarios que no perdonan ni indemnizan
aun el santuario de la justicia en los jueces superiores que la administran, son los
que dan margen a que ponga en clara luz sus procedimientos.
Acaso no fue sólo la propina del señor Bohórquez la que jugó en la
elección, pero es digno de reflexionarse muy particularmente sobre el com-
plejo y multitud de manipulaciones, que se emplearon para ex-rectorarme,
porque como dije al principio es muy difícil que otra vez se hayan unido las
que llevo insinuadas y las que aun todavía están.
Por la acta de la elección se acredita que hubo once votos viciados y
éstos fueron de aquellos a quienes se encargó, que efectivamente los viciasen
por los medios iguales a los contenidos en los apuntamientos que, de su letra,
extendió el señor don José Cabezas.
El ex rector don José Ignacio Alvarado teniendo de su mano las car-
tillas para los enfermos sacó más número de las que fueron necesarias y el
exceso de ellas no lo devolvió, ni puso de manifiesto el día de la elección. Este
hecho consta por declaración del bedel mayor Juan José Gadea que corre a
fojas de los autos, sin haberse negado por la parte contraria y el misterio con-
siste en que aquellos doctores de que se desconfiaba se les dieron cartillas con
los votos cortados, obligándolos a que devolviesen sin cortar los que recibían
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