Page 200 - Vida y Obra de José Baquijano y Carrillo - Vol-1
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Volumen  1
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            creen los que no quisieran que hubiese tal derecho y sus consiguientes cautelas
            de asegurarle de contrabando para vivir y mantenerse de él, como ha sucedido
            hasta ahora que se levanta el grito porque se contiene según las estrechas ór-
            denes que hay del rey para ello.
                    Nada o muy poco de esto se oiría, si el mando principal no permitiese
            estas censuras o estas murmuraciones con la franqueza que se usan aquí; ni se
            atrevería el orador a sentar la cláusula de que, puesto este virrey sobre su dosel,
            no desmayará el comercio estancado por los fingidos estorbos y embarazos de
            un empleado infiel, que culpable prevaricador de su destino, detiene e impide
            por capricho o sórdido interés la concurrencia del efecto y mercancía. Lo con-
            trario parece que queda convencido y lo será mas en cuanto a la concurren-
            cia del comercio al ver que esta aduana, sin añadir otra cosa que economía,
            igualdad, desinterés y rectitud con todo haber sido años en que no han llegado
            embarcaciones de esa península en el anterior y éste, se halla su valor mensual
            regular por cincuenta mil pesos, que supone un giro muy grande.
                    Válgame Dios ¡cómo se habla cuando es llevado el entusiasmo sin
            principios o cuando se quiere destruir con malicia el orden y lo justo! pero
            me consuela que las acreditadas luces de nuestro alto ministerio y la sabiduría
            del supremo Consejo de Indias, a quien deseo que oiga su majestad no están
            fáciles a sorprenderse de los insultos que se hacen a la verdad y a la inocencia,
            en este caso. Las formalidades de los giros no son estorbos de ellos; las guías,
            los despachos y los registros, con que camina todo lo comerciable por mar y
            tierra no son embarazos sino reglas para cautelar las cobranzas; de los dere-
            chos a la corona y rectificar el comercio de la nación; estos derechos no hacen
            un interés sórdido sino un interés atendible, útil y venerable por los fines de su
            aplicación que es conocida a todos y más hoy que nunca.
                    Al ver este modo de explicarse en un doctor en leyes de la Universidad
            de san Marcos del Perú, en un catedrático de Vísperas y en un fiscal protec-
            tor interino de indios, del distrito de esta real Audiencia de Lima, no puedo
            contener mis amarguras, ni dejar de extrañar que use tan mal del idioma de
            la verdad y de su carácter, blasfemando contra lo que no debe ni puede, ni
            admite necesidad en aquel sitio, si no intenta seducir a su personaje y a la
            multitud de los que le oyeron, para que éstos hagan lo propio y aquél empiece
            a entristecerse y poner en movimiento sus deseos de remediar las rémoras,
            las trabas, los grillos, las cadenas y las pesadumbres o pensiones que no hay, y
            se dice que tolera el giro del reino contra la voluntad de su augusto y amable



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