Page 195 - Vida y Obra de José Baquijano y Carrillo - Vol-1
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Nueva Colección Documental de la Independencia del Perú
Vida y obra de José Baquíjano y Carrillo
Sé de cierto que se le ha señalado como tal, por uno que le estima y no
quisiera ver su perdición, o su crítica, para que no saliese así a luz su papel;
pero, obstinado, despreció el consejo, y está como se reconoce, y como cen-
suran hasta los más fríos en hacer a vuestra excelencia la justicia que merece
por su santa rectitud y, por el amor con que está a los pies del rey para bien de
las Américas y sus habitantes que no conocen el suyo ni a quien los precipita
inflamado de tan inicuos sentimientos.
Yo quisiera que se tomasen estas cláusulas contra mí, aunque no creo
que en el tribunal de la verdad y justicia manchen mi inocente palabra, o con-
ducta en cuanto he expuesto.
Lo que he informado al rey de ningún modo ofende al fiel america-
no, ni intenta formar el divorcio del vasallo y el monarca, o dividir al padre
de los hijos: lo contrario desean mis afectos que es unir al vasallo con su rey,
hacérsele conocer y amar de un modo práctico y no del modo con que se le
conoce; y ésta no es infame delación que calumnia a los pueblos, sino una
venerable solicitud de subirlos a la mayor y más heroica felicidad; el hablar así
a un soberano tan justo como el nuestro nada intenta menos que lo que éste
hinchado orador teme: los alborotos del día se han hecho en el reino: la causa
ha nacido o se ha formado en él; y la rebelión no fuera tanta, o de la entidad
que es si Lima, que por su desenfrenado modo de hablar y repugnar lo justo
es la repartidora de todos los males que padece la tierra, hubiera estado y es-
tuviese mejor conducida, más callada y pensando con más rectitud y respeto.
La libertad en todos los géneros la tiene hecha la fuente de este tropel de des-
gracias; y el orador no tomó buen partido defendiendo al americano y a sus
pueblos a quiénes, el que llama infame delator, quiere ver en su mayor y más
útil grandeza. Dentro de poco, si es justa esta declamación, deben los maestros
de la palabra divina ver cómo hablan.
En fin yo despreciaría las osadas insinuaciones de este mal gobernado
espíritu, si el público que le oye y el que le va a leer estuviesen en menos riesgo
de ser sorprendidos. Unas cláusulas que inspirasen de otro modo el amor y el
crédito, eran más del día, pero se cambian las ideas: No se intenta lo racional
que conviene sino la conservación de unas libertades que tengan al Perú sobre
su palabra y sobre su anticuado desorden; esto es sin quien le contenga en los
límites que debe guardar, obedeciendo gustosamente unas providencias que
miran a su bien y a su defensa y a su salvación.
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