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Nueva Colección Documental de la Independencia del Perú
Guerrillas y montoneras durante la Independencia
que se hallaba la generalidad de los indios, y el buen sentido de los pocos que
se hicieron jefes de guerrillas, los preservó de ese torpe error». Consideraba
que los indios habían estado en incapacidad de «tomar parte activa e inteli-
gente en esa revolución».
Mientras Gervasio Álvarez trató –ligeramente, según Mendiburu– del
fusilamiento de María Parado de Bellido en su Guía histórica, cronología, po-
lítica y eclesiástica del departamento de Ayacucho para el año de 1847, al año
siguiente Mariano Pagador incluyó en La floresta española peruana (original-
mente publicada en el Callao en 1825 por un liberal español) la acción de
guerrillas como las de Huavique, Quispe Ninavilca, Quiroz, Orrantia y Vivas;
las sublevaciones de Guayaquil y el Norte; los trabajos ocultos de los patriotas
en Lima para debilitar las fuerzas realistas y entusiasmar a los ciudadanos; el
aprovisionamiento de recursos por los pueblos del Norte para la campaña de
1824. Por referencias indirectas se sabe que, igualmente en 1848, Juan Basilio
Cortegana dedicó un capítulo del tomo X de su inédita Historia del Perú a
tratar en extenso la actuación de los guerrilleros en 1821 y que en el tomo XII
dio cuenta de la derrota y muerte del jefe guerrillero Marcelino Carreño en la
víspera de la batalla de Ayacucho.
Un lustro después, Valentín Ledesma (1853) recordó en su Ensayo his-
tórico de las operaciones del Ejército Libertador del Perú en la campaña de 1824
el entusiasmo general causado por el desembarco de San Martín; el gran apo-
yo logístico de Junín y los departamentos del Norte; la valiosa función de 1500
«intrépidos guerrilleros» patriotas, en especial los del pueblo de Reyes, como
vanguardia del ejército patriota en los prolegómenos de la acción de Junín,
a la vez bloqueando la llegada de informaciones a los realistas y observando
sus movimientos; y la presencia de las guerrillas de Carreño en Abancay y la
ribera del Apurímac en noviembre de 1824. El mismo año, Ricardo Palma
bosquejó unos rasgos de Olaya y «Andrea Bellido» en su Corona Patriótica;
posteriormente daría protagonismo a los guerrilleros fray Bruno Terreros («El
coronel fray Bruno», 1876), Inocencio Zárate («Inocente gavilán», 1891) y Pa-
blo Jeremías («El médico inglés», 1891) en sendas entregas de sus Tradiciones.
En 1862, el neomexicano José Hipólito Herrera publicó en Lima El álbum de
Ayacucho, en el cual reprodujo el decreto de San Martín y Monteagudo que
concedió una medalla a los guerrilleros, así como documentos sobre José Ola-
ya, una semblanza del mismo y otra de «Andrea Bellido»; fuera de esporádicas
menciones a los guerrilleros, destaca una lista de veintiséis «jefes de partidas
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