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Nueva Colección Documental de la Independencia del Perú
La rebelión de Túpac Amaru II
No fue menor hazaña la de haber botado cautelosamente y a fuerza de
muchas industrias, siete arrobas de pólvora fina al río, pretextando de que los
conductores del vagaje la habían malogrado.
La mujer del rebelde resolvió venir a esta ciudad, en ausencia de su
marido con muchísima gente e igualmente la disuadí y retracté, no con poca
dificultad convenciéndola con vivas razones, que arriesgaba su vida en la em-
presa.
En /.15 En (sic) el cerro de Piccho goberné la artillería, pero de tal
modo que no ofendiese a los nuestros, lo que conocieron todos y el efecto lo
acreditó, pues no sucedió que alguno de los nuestros muriesen de hala de arti-
llería. Los indios rebeldes, que conocieron el dolo, con que yo me conducía, se
amotinaron contra mi, acometieron a quitarme la vida y se hubiera verificado
mi muerte, sino me hubiesen defendido de entre los mismos indios los de los
pueblos altos de Quispicanche, protestando morir primero ellos, que permitir
matasen a su protector y favorecedor Figueroa.
Finalmente del cerro de Piccho vino para esta ciudad, después de ha-
ber botado con industria al lado de ella el mejor cañón del rebelde, presa im-
portante con que quedó inhabilitado, por no tener otra de igual calibre. Me
presenté incontinenti ante los señores de la Junta de Guerra, les pedí encareci-
damente me permitiesen perseguir al rebelde y atajarle el paso por el lugar de
Ocororo y que para ello me auxiliasen con la gente de Paruro, que se hallaba
en esta ciudad, no se tuvo por conveniente darme el permiso, por fines reser-
vados a los señores de la Junta.
Inmediatamente pasé a gobernar la columna de Paruro y asistí a las
diez y ocho batallas, que fueron otras tantas victorias que nuestras armas tu-
vieron de las del enemigo, con el notable suceso de haber apremiado a Fran-
cisco Tupa Amaro, debiéndose al arbitrio que dí, para que se tomase la derrota
por el lugar de Pilpinto a contradicción de otros, el feliz éxito de la empresa.
Todo esto es público y notorio, y a mayor abundamiento protesto justificarlo
en bastante /.15v forma. Por tanto.
A Vuestra Señoría pido y suplico se sirva de proveer y mandar como
llevo expuesto por ser de justicia, que pido y para ello etc. Otro si, en com-
probación de mi amor y fidelidad a Nuestro Soberano y a esta gran ciudad,
presento el testimonio de la donación que le hice de seis piezas pequeñas de
artillería de calibre de tres libras, fundidas por mi mismo y a mi costa. Y asi-
mismo, del servicio que practiqué yendo a reconocer el cerro de Camanti,
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