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Nueva Colección Documental de la Independencia del Perú
             La rebelión de Túpac Amaru II
            presos, a quienes los examinaba por menor, según el lugar donde había salido
            y demás de esto los registraba y veía si llevaban papeles o cartas, de modo que
            aunque estas fuesen dirigidas a cualquier sujeto o de cualesquier asuntos o
            correspondencias las quitaba, perceptaba y se quedaba con ellas. Que habien-
            do llegado a dicho Tungasuca unos arrieros de la Provincia de Chuquibamba,
            les abarcó sus aguardientes y vinos, a quienes les pagó enteramente con el in-
            terés de que llevasen ocho carteles o pasquines, a aquella Provincia, el conte-
            nido de ellos, era dar por menor noticia de sus hechos y determinaciones,
            como también cartas para todos los caciques de los respectivos pueblos de
            aquella provincia, en las que les prevenía se comunicasen unos a otros y en el
            mismo día y hora apresasen al Corregidor y en caso de no poderselo traer vivo
            lo ahorcasen, lo mismo que hizo con otros majeños. Que en las provincias de
            Chumbivilcas, Lampa y /.16v Azángaro, que fueron las tres particularmente
            convocadas por él en cada una de ellas y sus pueblos, puso jueces con título de
            Justicias Mayores, para que estos cobrasen los tributos y se los remitiesen a él.
            Que llegado que fue al pueblo de Lampa se ausentó el Cura de él, y en su lugar
            puso dicho rebelde a otro sacerdote que ignora su nombre y llegando a Tun-
            gasuca de vuelta de aquel1as provincias, expidió una orden al común de aquel
            pueblo, para que se asomase dicho Cura a él, cuando no se lo pudiesen llevar
            preso a su presencia, lo matasen, que esto último lo sabe por haber escrito el
            confesante la orden y carta que fue cometida a un Don Bias Pacoricona, Caci-
            que de dicho pueblo, a quien lo dejó de Justicia Mayor; que lo demás en este
            asunto contenido lo sabe porque el rebelde daba noticia de todo en Tungasuca
            y se lo oía el confesante y todos los que estaban allí. Que de dichas provincias
            llevó a Tungasuca, como cosa de treinta a cuarenta baules, que a juicio pru-
            dente hace regulación, serían los que extrajo de dichas tres provincias cerra-
            dos y después los mandaba abrir con su herrero y que los baules eran muy
            particulares y los más de dos cerraduras y armellas de candados con hebillajes
            por encima, y que no vino así por el rótulo que llevaban, como porque el con-
            fesante estuvo en Lampa y en esta ciudad tuvo comunicación íntima con Don
            Francisco /. 17 de la Serna, que varios de ellos eran pertenecientes al General
            Don Juan Manuel de Parada, Corregidor que fue de dicha Provincia de Lampa
            y patrón del referido Don Francisco de la Serna, entre los cuales encontraron
            dos veneras del hábito de Santiago, que según las vió eran de oro con diaman-
            tes y un espadín con su puño, cantoneras y demás arneses de oro, de hechura
            filigrana y que sólo estos conoció eran de dicho caballero y que de los demás



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