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Nueva Colección Documental de la Independencia del Perú
La rebelión de Túpac Amaru II
de Pucuto, para lo que le dió orden dicho Tupa Amaro, las que llevó. Por la
mañana siguió con toda su tropa por Rumicolca, donde encontró con una
mano colgada, la que mandó bajar, a cuyo tiempo se hicieron presentes dos
mestizos y una mujer. Que decían los mestizos, era la tal mano de su hermano
y la mu /. 8 jer de su cuñado y dichos mestizos se llevaron la mano; a poco
trecho de aquel lugar envió a dicho su cuñado Antonio Bastidas y a su concu-
ñado Andrés Noguera en compañía de otros mestizos y el Cacique Sucacahua
al obraje de Lucre, porque veía que muchos indios se inclinaban a querer des-
trozar aquel obraje y los dichos lo estorbaron, aunque es cierto que extrajeron
los que fueron por delante algún trigo, de cuyo modo pasaron hasta Oropesa,
donde fue también recibido del mismo modo que en Andahuaylillas en la
iglesia; y habiendo salido de ella hizo la misma amonestación a los indios,
como las que produjo en dicho Andahuaylillas y Guaro. En este estado a una
voz los indios que estaban alli presentes, dijeron que había soldados ocultos
en la iglesia, por lo que mandó dicho rebelde la registrasen y la rodeasen todos
ellos; en efecto lo hicieron asi y fue tanta la insolencia de dichos indios que
querían votar la sacristía y conoció el confesante, que mas era por robar que
por otra cosa, porque antes de llegar a dicho pueblo de Oropesa, vió que todas
las cementeras las venían destrozando, lo mismo que hicieron con varias casas
que quemaron y especialmente con la hacienda que dicen ser del Cura de
Oropesa, la que pusieron en tal estado que derribaron todas sus puertas /. 8v
y paredes, robando todo lo que encontraron en ella y matando los ganados
que hallaron. Y viendo que los que entraron a registrar la iglesia de Oropesa,
salieron diciendo que no había nada se sosegaron y prosiguió dicho rebelde su
camino hasta llegar a una pampa, donde llamó a todos los que componían sus
tropas y apartó a los mestizos y españoles y los puso en fila, a quienes les re-
partió plata, a los soldados a dos reales y a los capitanes y sargentos a cuatro
reales, y a los indios, dijo que no se les repartía porque habían robado mucho
y acabada la repartición las dejó allí encomendadas a Francisco Sucacahua,
Cacique de Quiquijana, a los Castelos, vecinos del Pueblo de Sicuani y a uno
que dicen ser de Buenos Aires o de Córdova del Tucumán, que fue criado,
según le han dicho al confesante, del Corregidor düunto de Tinta, Don Anto-
nio de Arriaga, y está sirviendo a dicho Tupa Amaro, de Capitán de Tupa
Amaro, cuyo nombre ignora, como el de otros varios, a quienes igualmente
dejó encomendadas dichas tropas, con el fin de que pasasen por Saylla, en al-
cance de él, porque de dicha pampa pasó por otro camino por los altos en pos
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