Page 182 - La Rebelión de Túpac Amaru II - 7
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Volumen  7
                                                              Causas criminales contra los rebeldes
            do no se moviese para otro lugar, que no fuese con el destino de alcanzar a
            Tupa Amaro. Que al siguiente día llegó al Pueblo de Checa, donde solicitó la
            casa de un Ventura Macedo con la confianza de ser su condiscípulo /. 5 y halló
            en ella a su mujer porque dicho Macedo estaba en compañía de Tupa Amaro
            y en efecto se hospedó allí, en la que estuvo cinco días y en ellos vió que su
            marido le escribió una carta remitiéndole un capote de Anafaia, un bastón de
            harba de ballena con su puño y casquillo de oro, unos libros, que a punto fijo
            no se sabe el número de ellos, pero según se acuerda serían doce o catorce y en
            dicha carta le significaba iba entre ellos la Historia Eclesiástica. Que no siguió
            luego su derrota el confesante, porque sus caballerías estaban muy cansadas.
            Que al cabo de cinco días tuvo una riña con su mujer, por cuyo motivo se dis-
            gustó el dueño de la casa y le dijo al confesante se mudase como lo hizo yén-
            dose a la casa del Cacique Francisco Andía, donde estuvo otros cuatro o cinco
            días y al cabo de ellos siguió su camino hasta llegar al Pueblo de Yanaoca, en
            el que se hospedó en la casa de la Cacica Doña Catalina Salas, mujer de Don
            Ramón Moscoso, paisano del confesante y estuvo allí tres días, aconsejándose
            del modo que podría pasar a esta ciudad. Que los sujetos de quienes los tomó
            le dijeron que acudiese a sacar pase de la mujer de Tupa Amaro, porque de
            otro modo se pondría en grande peligro, en efecto ocurrió a la casa de dicha
            mujer de Tupa Amaro al pueblo de Tungasuca que dista una legua, dejando a
            su mujer en el de Yanaoca quien le concedió el pase y llamando a su escribien-
            te Mariano de la Banda para que lo extendiese lo saludó al confesante y le dijo
            a la mujer de Tupa Amaro las siguientes palabras: Señora aquí es mi amigo que
            estaba sirviendo al Corregidor de Andahuaylas y es buen plumario y puede
            quedarse a ayudarnos, porque tenemos mucho que hacer y es de confianza y
            honrado. Entonces la dicha, le dijo /. 5v al confesante que se quedase que me-
            jor estaría en su compañía y no padecería los traba jos que se le esperaban si
            pasase a esta ciudad, a lo que le replicó diciéndole, que estaba muy pobre y que
            no tenía con que mantener a su mujer y criada, que entonces le ofreció proveer
            una despensilla, como en efecto lo hizo, proveyéndole de cuatro chalonas, pa-
            pas, maíz y trigo, con lo que mantuvo a su mujer y a la india, arequipeña, que
            había llevado en su compañía; y el confesante comía y cenaba en la casa de
            Tupa Amaro. Que a pocos días de haber estado en compañía de la expresada
            mujer de Tupa Amaro, llegó éste de hacer su visita en las provincias de
            Chumhivilcas, Lampa y Azángaro, y su mujer lo dió a conocer a él, quien el
            día que llegó notificó a toda la gente que su mujer tenía en Tungasuca se fue-



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