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Nueva Colección Documental de la Independencia del Perú
             La rebelión de Túpac Amaru II
            Olleta, Abogado de la Real Audiencia de Lima, Alcalde Ordinario de primer
            voto en esta dicha ciudad del Cuzco y su jurisdicción por Su Mejestad, com-
            pareció Gabriel Alvarez Gil de Palacios, de quien por ante mi el presente Es-
            cribano le recibió su merced juramento que lo hizo por Dios Nuestro Señor y
            una señal de cruz, según forma de derecho, so cuyo cargo prometió decir ver-
            dad de lo que supiese y fuese preguntado y siéndolo al tenor del auto cabeza
            de proceso de la foja primero, dijo: Que con ocasión de haber ido el declarante
            a la expedición del pueblo de Sangarará, nombrado por Ayudante de la Tropa
            que llevó a su comando Don Fernando de Cabrera, Corregidor que fue de la
            Provincia de Quispicanche contra el rebelde Josef Tupa Amaro, lo hizo éste su
            prisionero entre otros muchos y estuvo en el obraje de Pomacanche nn mes y
            días. Que de allí lo hizo llevar dicho rebelde a Tungasuca, donde se mantuvo
            también de cautivo, hasta que salió dicho Tupa Amaro con sus tropas para
            esta ciudad y habiendo llegado a principios del presente mes a los altos de
            Ocororo, nombró al declarante para que sirviese de guardia en consorcio de
            los cautivos junto al toldo que armó y como el declarante estava inmediato oyó
            decir a Don Juan An /. 3 tonio Figueroa, que enviase de embajador al Cabildo
            de esta ciudad, con carta a Don Bernardo la Madrid; y que éste cumpliría con
            la comisión, habiendo sido el ánimo de Figueroa librar por este medio la per-
            sona de la Madrid del cautiverio en que se hallaba, por la tiranía del rebelde y
            que Esteban Escarcena, arequipeño, que le servía a Tupa Amaro, de plumario,
            le dijo a este, que no se metiese en tal embajada y que entrase a esta ciudad,
            compartiendo su gente por seis o siete partes, a sangre y fuego, porque de esta
            manera debían ser castigados los rebeldes, tratando así, a los de esta dicha ciu-
            dad y que así abrazados se entregarían y pondrían bajo de su dominio; y que
            este consejo le dió varias veces dicho Escarcena a Túpac Amaro. Que habién-
            dole oído Don Juan Antonio Figueroa, respondió diciendo que era un pícaro,
            qué cómo daba consejo tan impío, que por qué habían de padecer las gentes,
            sacerdotes y criaturas semejante crueldad y que era digno de una horca: a que
            replicó el mencionado Escarcena, que así mandaban las Leyes y Ordenanzas,
            se castigase a los rebeldes a sangre y fuego, sobre lo que tuvo voces de ardor
            con Figueroa y Túpac Amaro. Se convino a enviar por embajador a dicho la
            Madrid en compañía de un clérigo Bejarano y un Padre llamado  Fray Domin-
            go, de tal, religioso de la Orden de San Francisco, quienes vinieron a esta dicha
            ciudad desde los altos de Ocororo. Y que el referido Esteban Escarcena era
            de la confianza del rebelde Túpac Amaro, con Mariano de la Banda, y los que



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