Page 261 - La Rebelión de Túpac Amaru II - Vol-6
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Nueva Colección Documental de la Independencia del Perú
             La rebelión de Túpac Amaru II
            sobre este asunto de alzamiento.
                    Que un indio que se dijo cacique de San Sebastián ofreció a su mujer
            que aprontaría la gente de las parroquias, cuando viniese al Cuzco, y que se
            alegraba fuesen saliéndole las cosas tan favorables, lo que le contó su mujer y
            que el declarante no lo conoce.
                    Que aunque el motivo de sus intenciones fue principalmente por los
            repartos, habló también de las alcabalas; porque los camineros hacían muchas
            extorsiones a los indios.
                    Que nunca se quizo recibir con palio, antes disuadía a los curas dicién-
            doles no merecía este honor, y ellos instaban.
                    Que un yerno de Ovando, cacique de la parroquia de Santa Ana de
            esta ciudad, que dicho yerno es mestizo, flaco, trigueño, que mató a su mujer,
            le dijo en Pomacanche era menester juntar a todos los chapetones, por que
            con sólo los corregidores no bastaba, cuya conversación fue delante de Este-
            ban Pacheco que ya es muerto.
                    Que en Velille no tomó más que un medio cajón de cuchillos, unos
            sombreros y un poco de tripe, y todo lo demás quedó al cuidado de Juan de
            Dios Valencia y los alcaldes, y Bermúdez envió de allí un poco de fierro; y que
            de lo demás no sabe.
                    Que a Mariano Barrera le escribió porque era su apoderado, y lo mira-
            ba como de su casa.
                    Que el ayudante de Crucero le escribió dándole gracias por su empre-
            sa, suplicándole le enviase un auto para que los indios no hiciesen muertes, y
            no se acuerda de más.
                    Que el ayudante de Carabaya le escribió también sobre un embargo de
            petacas, para que le diese orden que haría con .ellas.
                    Que a Arriaga le robó toda la plata que tenía, así sellada como labrada,
            toda su ropa, y de la tierra, y cuanto encontró, lo que gastó en los indios, y lo
            embargaron Pablo Suvia y Diego Verdejo.
                    Se le preguntó si conoce a don Tomás Miguel de Otazu, cura de Accha
            Anansaya. Dice que no, y no puede asegurar si le ha escrito, porque muchos,
            aunque no lo conocían, le escribían.
                    Dijo ser sus bienes en Tungasuca la casa donde vivía en la plaza, otra
            casa con horno en la plaza con tiendas, una parada de molino corriente; en
            Surimana, otra casa a un lado de la plaza; aquí. mismo, otra abajo de la plaza;
            en Pampamarca, una casa cerca de la plaza al lado de la iglesia; en Tinta, una



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