Page 263 - La Rebelión de Túpac Amaru II - Vol-6
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Nueva Colección Documental de la Independencia del Perú
             La rebelión de Túpac Amaru II
                    Y habiendo dicho no tener otra cosa que expresar por ahora, dijo que
            se afirmaba y ratificaba en lo que lleva expresado bajo el juramento que tiene
            hecho, en que se afirmó, siéndole leída su declaración. No firmó por hallarse
            con la mano impedida, y la firmó su señoría; de que certifico.
                                                  (rúbrica de Benito de la Mata Linares)
                                                              Manuel Espinavete López
                                                                             (firmado)
                    (Al margen: Cusco y Mayo 2 de 1781.
            Agréguese a los autos y corra con la vista dada al solicitador físcal.
                                                  (rúbrica de Benito de la Mata Linares)


                                                              Manuel Espinavete López
                                                                             (firmado)


                         [Información del Padre Zaldívar al Obispo del Cuzco
                                  sobre tres cartas a Tupa Amaro].

                    Muy señor mío, de mi mayor respeto: no permitiendo treguas al ocio,
            aligero mi rendida obediencia dando puntual correspondencia a la merecida
            de vuestra señoría, cuyo contexto fuerza me pone a narrar los pasos de mi
            tragedia. Habiendo estado con beneplácito de mis prelados en una finca nom-
            brada Sayripampa, mia propia, en los distritos de la doctrina de Hamacha,
            fui traído preso con extraña ignominia de los alevosos ministros del sacrílego
            traidor José Gabriel Tupa Amaro a esta capital de Tinta, donde estuve preso
            un mes y días, y siendo aproximada la cuaresma, fui destinado al ministerio
            del pueblo de Tungasuca, que el aprecio de mi vida me arrastró a la obedien-
            cia. Pasé al lugar y fui hospedado en casa y morada del expresado traidor, y
            en la soledad de la noche, a fatigas de la fuente que en un brazo mantengo,
            para su curación me fue preciso echar mano de una resma de papel que sobre
            una repisa y en aquel cuarto había; por lo que carecía, cogí de allí un pliego
            para el efecto. Movido de mayor curiosidad, registré más a debajo de la resma,
            y me encontré con un protocolo de cartas, y registrando por fojas, reconocí
            que eran cartas escritas del doctor don Vicente Puente al cacique don Euge-
            nio Sinanyuca. Prescindí de ellas, pasé de unas cartas sueltas que habían a su
            plan, registré con anhelo y particularizé tres cartas: la una de don Centeno,
            cuyo contexto era anotarle haberse dormido mucho en el negocio de tanta



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