Page 257 - La Rebelión de Túpac Amaru II - Vol-6
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Nueva Colección Documental de la Independencia del Perú
             La rebelión de Túpac Amaru II
            eterna; no hallo más razón que la destitución de sus padres, cansados de las
            mitas de Potosí y Huancavelica, o porque quedan sumamente destruidos de
            los corregidores o porque sus padres se ven atrasados con las obligaciones de
            sus pueblos u otros motivos, y los curas por no perder sus obvenciones, ricu-
            chicos u otros abusos, se descuidan. Dios con su alta providencia tenga piedad
            de nosotros y disponga lo que mejor fuere de su agrado.
                    Imposible parece que los corregidores dejen de pensionar en grandes
            cantidades los reales haberes de Su Majestad a causa de las circunstancias pre-
            sentes, aplicándonos como a culpados para agravarnos ante la real presencia;
            mas vistos y revistos los alegatos y razones que tengo dadas, en todo el cuerpo
            de esta mi carta, la culpa no es nuestra sino causa de la precipitación de ellos
            y de los ministros, que no trayendo a colación las prevenciones reales, han
            hecho de las suyas, sin reflexión, solo a fin de que los corregidores con mayor
            fuerza y encono regresen a recobrar sus intereses y con sus atropellamientos
            volver a alborotar de nuevo las provincias. Aseguro a vuestra señoría que al
            haber los señores del cabildo u otros ministros ejecutado según ordenanza,
            nada de esto hubiera habido, y solo repara que en varios pueblos circumveci-
            nos también ha habido fracasos y desastres de esta naturaleza, con los corregi-
            dores y precedidas circunstancias; [tarjado: y] han quedado sosegados con la
            mayor tranquilidad, y solos nosotros alborotados y maltratados. Digo ahora
            que habrá motivos de perdón para unos y para otros de castigo, cúmplase en
            todo la voluntad divina, pues no atribuyo a otra cosa sino a sus altos e incom-
            prensibles juicios.
                    Para mayor prueba de nuestra fidelidad que debemos prestar a nuestro
            monarca y señor, ponemos nuestras vidas y corazones [tarjado e ilegible] a sus
            reales plantas, y haga lo que fuese de su real agrado, que somos sus pobres indios
            que hemos vivido y vivimos, debajo de su real soberanía, no tenemos a donde
            volver sino sacrificar ante esas soberanas aras nuestras vidas, para que con el
            rojo tizne de nuestra sangre quede [tarjado e ilegible] satisfecho ese real pecho.
                    Y si mi poca reflexión me [tarjado: hizo errar] me precipitó en haber
            enviado embajadores, con papeles disonantes a la real regalía; castígueme a
            mí solo, como a culpado, y no paguen tantos inocentes de todos estados por
            mi causa, pues como hasta hoy no había habido quien [tarjado: defendiese la
            parte del rey mi señor, a que se guarden y se practiquen sus reales órdenes me
            expuse a defenderlo, poniendo en peligro mi vida y si esta acción tan heroica
            que he hecho en alivio del Perú, buscando de este modo el sosiego de este rei-



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