Page 250 - La Rebelión de Túpac Amaru II - Vol-6
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Volumen 6
                                                         Causas criminales seguidas contra los rebeldes
            chas veces [tarjado: nos] se ven precisados a ocurrir a los vecinos del lugar,
            los obligan a las mitas de los curas y otros ministerios de iglesia. Los obligan
            a hacer alferazgos, con bastante pensión de dinero, [tarjado: y otras cosas que
            omitimos] y por librarnos de estas pensiones tan perjudiciales, muchos de los
            naturales de estos pueblos pagan la cantidad de ciento cincuenta y más pesos
            y otros carruajes, y de este modo quedan imposibilitados para los reales tribu-
            tos, [tarjado: mas la memoria de verse arrendados en las panaderías antes de
            ello] contraen accidentes de las minas, y diferentes fundiciones de metales; los
            deja inhábiles aún para el manejo corporal, y si se restituyen a sus pueblos, al
            mes poco más o menos rinden la vida con vómito de sangre.
                    Por estos motivos tiene mandado el rey en sus reales ordenanzas, de
            que los indios sean amparados y desobligados de esta mita, y aunque los inte-
            resados han hecho varios recursos a los tribunales que corresponden, han sido
            vistos con desprecio, [tarjado: por tan justa causa, como es destruirse el reino
            y sus pueblos; ya (ilegible) corregidores (ilegible) mitas, con la mejor fuerza a
            que (ilegible) en esto, y a fuerza que los tribunales (ilegible) lo remediarían (
            ilegible)]. (Al lado con otra letra y tinta: amigos angélico muy señor mío).
                    Esta mita de Potosí, o privilegio, se concedió en su descubrimiento,
            cuando no había poblaciones inmediatas que subrogasen su laboreo, más hoy
            se hallan en Potosí y Huancavelica abundantes de gente, muy instruída para
            este ministerio, sin que haya necesidad de otros pueblos para este destino, con
            quienes no pude conseguir la desobligación de ellos, hasta que me ví precisa-
            do a bajar a la ciudad de Los Reyes, por ver si en la misma fuente conseguía
            este remedio; que ya no pudiendo socorrer, aún valiéndome de extraños, a
            costa de mi plata hice allá varias representaciones; corrí muchas diligencias
            y no pude conseguir, aún con el parecer de vuestra señoría e informe que dió
            el contador de retasas don Juan José de Leuro, cuyos autos se quedaron pen-
            dientes en ese gobierno después de haber gastado más de cuatro mil pesos, y
            por ver tanto embarazo que corría para no conseguir este fin, me restituí a mi
            destino, como vuestra señoría mas bien lo sabe.
                    No tengo voces como explicar la real grandeza, que como es nuestro
            amparo, protección, refugio y escudo, es el paño de nuestras lágrimas, porque
            es nuestro padre y señor. No halló voces, vuelvo a decir, nuestro reconoci-
            miento, amor y fidelidad para descifrar qué cosa es el rey mi señor. Publiquen
            su real grandeza, expliquen la fragua de su amor, las recopiladas de Indias, las
            ordenanzas y cédulas reales, las provisiones, ruegos y encargos, y demás dis-



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