Page 245 - La Rebelión de Túpac Amaru II - Vol-6
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Nueva Colección Documental de la Independencia del Perú
             La rebelión de Túpac Amaru II
            corona del rey mi señor y su] real mente, porque lo que pretendemos todos
            los provincianos, de todos estados es que en el día, instante y momento, se
            borren de nuestras imaginaciones esos malditos nombres y en su lugar se nos
            constituyan alcaldes mayores en cada provincia, que es preciso que los haya
            para que nos administren justicia, y que tengan aquella jurisdicción necesaria
            y correspondiente a su carácter [tarjado: por lo que toca, a los intereses reales
            de la tarifa debo decir a vuestra señoria]. Alegarán los corregidores de que
            están repartidos los intereses de Su Majestad y que por ser ramo tan privile-
            giado deben proseguir y ejercer la real cédula de merced, a lo que debo decir
            a vuestra señoría por convenir al sosiego y seguridad de sus vidas, que paguen
            dichos señores lo correspondiente de todo lo que han apercibido hasta el día
            de la cesación, y hecho el ajuste verá vuestra señoría que han cogido ya tres y
            cuatro veces de lo que el señalamiento de cada provincia ordena; don Miguel
            Urbiola corregidor de Carabaya ya no tiene este afán porque con su nuevo
            reparto se eximió de cargos de conciencia, en alguna parte no hay corregidor
            que sujete a ello, por más ajustado que sea, si acaso hay corregidor ajustado,
            aunque sea de la cuna más ilustre.
                    Un humilde joven con el palo y la honda, un pastor rústico por pro-
            videncia divina, libertaron el infeliz pueblo de Israel del poder de Goliat y de
            faraón; fue la razón porque las lágrimas de esos pobres cautivos dieron tales
            voces de compasión pidiendo justicia al cielo, y en cortos años salieron de su
            martirio y tormento para la tierra de promisión, mas ay! que al fin lograron su
            deseo con tanto llanto y lágrimas; más nosotros infelices indios con más lágri-
            mas y suspiros que ellos, en tantos siglos no hemos [tarjado: podido] conse-
            guido [tarjado: algún alivio] y aunque la grandeza real y soberanía de nuestro
            monarca se ha dignado librarnos con su real cédula, este alivio y favor, se nos
            ha vuelto mayor desasosiego, ruina temporal y espiritual; será la razón porque
            el faraón que nos persigue, maltrata y hostiliza no es uno solo sino muchos
            forasteros [tarjado: faraones] tan inicuos y de corazones tan depravados [tar-
            jado: como] son los corregidores, sus tenientes, cobradores, corchetes y demás
            [tarjado: hombres] por cierto diabólicos y perversos, que presumo nacieron
            del lógobre caos infernal, y se sustentaron a los pechos de las arpías más in-
            gratas, para ser tan impíos, crueles y tiranos, que dar principio a sus actas
            infernales sería santificar en grado muy supremo, a 1os emperadores romanos
            más crueles como [tarjado: con los] Titos, Vespacianos, [tarjado: Dioclesia-
            nos], Trajanos, Maximianos, Nerones y Atilas, de quienes la historia refiere



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