Page 247 - La Rebelión de Túpac Amaru II - Vol-6
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Nueva Colección Documental de la Independencia del Perú
             La rebelión de Túpac Amaru II
            que vale un real, nos dan por un peso; 1a libra de fierro más ruin, también
            a peso [tarjado: la bayeta de la tierra de cualquier color que sea, no pasa de
            dos reales, y ellos]. nos las dan a peso; fuera de esto nos botan alfileres, agujas
            de cambray, polvos azules, barajas, anteojos, espejitos, estampitas, trompas de
            muchachos, sortijas de latón y otras ridiculeces de esta especie, que no nos
            sirven. A los que tenemos alguna comodidad nos botan fondos, terciopelos,
            piñuelas, sarguillas, calamacos, medias de seda, encajes del pui, hebillas de
            metal [tarjado: platillos, ruanes en lugar de Olanes y cambrayes], como si no-
            sotros [tarjado: los indios] usáramos [tarjado: estas] modas españolas, y luego
            en unos precios tan exhorbitantes, que cuando llegamos a vender no volvemos
            a recoger la veintena parte de lo que hemos de pagar.
                    Al fin que nos diera tiempo, y treguas para su cumplimiento, fuera
            soportable en alguna manera este trabajo; porque luego que nos acaban de
            repartir aseguran nuestras personas, mujeres, hijos y ganados, privándonos
            de la libertad para el manejo; de este modo desamparamos nuestras casas y
            familias hasta vernos entre fieles, a causa de no experimentar más tiranías
            nuestras mujeres o hijas, obligadas de su necesidad se hacen prostitutas, de
            donde nacen los divorcios, amancebamientos públicos, destrucción de nues-
            tras familias y pueblos, por andar nosotros desertados, y luego se atrasen los
            reales tributos [tarjado: y su… ilegible... porque no hay de donde ni de... ilegi-
            ble… satisfacer porque… ilegible].
                    Pase de vista vuestra señoría los informes hechos por los ilustres seño-
            res, doctor don Juan Manuel Campos, obispo de La Paz, doctor don Manuel
            Gerónimo Romani, doctor don Agustín Gorrichátegui, obispos del Cuzco;
            fuera de esto los cabildos eclesiásticos y seculares de Arequipa, La Paz y Cuz-
            co; prelados de religiones de los curas, doctor don Manuel Arroyo, doctor don
            José Castro, y otros señores de este obispado, y llegará a ver vuestra señoría
            tanta iniquidad, que no solo se escandalizará, sino que vertirá lágrimas de
            compasión de oir tanto estrago y ruina de los provincianos].
                    El finado don Antonio de Arriaga (que Dios haya), nos repartió la
            cantidad, de [tarjado: cuatrocientos] trescientos y más mil pesos, con alguna
            diferencia, según consta de los libros borradores que [tarjado: están] se hallan
            en mi poder. La tarifa de esta provincia es de ciento doce mil y quinientos
            pesos por todo el quinquenio, separe ahora vuestra señoría al exceso. De este
            mismo [tajado: modo de] proceder son todos los corregidores, fuera de [tarja-
            do: tener] este caballero, [tarjado: tan] mala conducta con sus cobradores, de



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