Page 296 - La Rebelión de Túpac Amaru II - 5
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Volumen 5
                                                           La defensa del obispo Moscoso: Cargo 11º
            Los caciques o por miedo o por ser pagados de sus salarios o por ser sus com-
            padres o por no verse violentados echan sus firmas, de estos unos salen bien,
            por que llevan siquiera medio salario, por decirles que no son confirmados y
            ellos ajustan al Rey todo entero. Otros salen mal por que se va todo en espe-
            ranzas y hecho el favor ni aprecio les hace y se quedan sin paga. En este parti-
            cular informara a vuesa señoria tantas cosas que he visto y experimentado en
            veinte y mas años a esta parte y de este modo prevalece la injusticia contra la
            justicia, debiendo suceder lo contrario para la extirpacion de los vicios. En las
            leyes primero, trece, diez y seis, Libro sexto Titulo primero de la Recopilacion,
            ordena su magnanima grandeza que se conserven nuestras vidas y estados,
            segun pide nuestra naturaleza, sin que nos extraigan de un lugar a otro menos
            de veinte i cinco leguas y no mas. A la mita de Potosi y Guancavelica, tenemos
            que caminar mas de tres meses, sin que seamos pagados por los mineros el
            leguaje de hida y buelta, quando está mandado por ordenanza, fuera de que
            tampoco el travajo pagan por verlos no muy peritos en el laboreo, muchas
            veces nos vemos precisados a ocurrir a los vecinos del lugar. Nos obligan a las
            mitas de los curas y otros ministerios de Yglesia. Nos obligan a hacer alferaz-
            gos con bastante pension de dinero. Los alquilan a las panaderias y por librar-
            se de estas pensiones tan perjudiciales muchos de los naturales de estos pue-
            blos pagan la cantidad de ciento cinquenta y mas pesos y otros carruajes y de
            este modo quedan imposibilitados para los reales tributos, contrahen acciden-
            tes de las minas y diferentes fundiciones de metales, los deja inhabiles aun
            para el manejo corporal y se restituyen a sus pueblos, al mes poco mas o me-
            nos rinden la vida con vomito de sangre. Por estos motivos tiene mandado el
            Rey en sus reales ordenanzas, de que los yndios sean amparados y desobliga-
            dos de esta mita y aunque los interesados han hecho varios recursos a los tri-
            bunales que corresponden, han sido vistos con desprecio por tan justa causa,
            como es destruirse el reyno y sus pueblos, mas con brazo de los correxidores
            se mantienen estas mitas, con la mayor fuerza con quienes no pude conseguir
            la desobligacion de ellos, hasta que me vi precisado a bajar a la ciudad de los
            Reyes, por ver si en la misma fuente conseguía este remedio, que ya no pu-
            diendo socorrer aun valiendome de estraños a costa de mi plata, hice allá va-
            rias representaciones, corri muchas diligencias y nada pude conseguir aun
            con el parecer de vuesa señoria e ynforme que dio el Contador de Retazas don
            Juan Josef Leuro, cuyos autos se quedaron pendientes en ese Govierno, des-
            pues de haver gastado mas de quatro mil pesos y por ver tanto embarazo que



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