Page 298 - La Rebelión de Túpac Amaru II - 5
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Volumen 5
La defensa del obispo Moscoso: Cargo 11º
dictamen de nuestros monarchas, que en caso de haber rebelion o alborotos
en los pueblos, aunque sean contra su real corona, que el presente no lo es,
sino contra los iniquos correxidores, nos atraigan con suavidad, paz, sin gue-
rra, robos, ni muertes y de darnos sea con aquellas prevenciones que expresan
las leyes, como son los requerimientos que anteceden por una, dos y tres veces
y las demas que combengan hasta atrahernos a la paz que tanto desea nuestro
monarcha, que se nos otorguen en caso necesario algunas libertades o fran-
quezas de toda especie de tributo y si hechas las prevenciones no bastaren
seamos castigados conforme ordenan nuestras leyes y no mas. Siempre la real
mente, como tan noble y santa, aun en caso de experimentar en nosotros
grande contumacia es favorecernos, digo ahora qué suavidad, que paz, qué
libertades o franquezas, qué requerimientos necesarios, siquiera por una vez
hemos merecido hasta hoy dia de la fecha, aun habiendo hecho nosotros em-
bajadas? Qué personas de sagacidad y experiencia han venido a guerrearnos?
Sino nuestros enemigos que son los correxidores. Donde estos tres meses de
treguas que manda la ley, quienes hasta hoy con tanto encono mantienen las
tropas con capa de rey? Sino los correxidores, no por amor a nuestro monar-
cha y señor, sino por recobrar sus intereses con mayor· fuerza. Se ha publicado
en esa ciudad y otras partes la real cedula de que no hayga mas repartos y se-
gun cartas que se han visto en este pais, pide por retorno de este beneficio el
oprimirnos a fuego y sangre. Qué señores obispos y curas u otras personas de
dignidad han escapado de su voracidad y perdimiento de respeto? Mas la Pro-
videncia Divina, nunca olvida a los suyos, por que el toma el desagravio por
sus manos, pues en la santa Yglesia de Sangarará, estando colocado el Santisi-
mo Sacramento, degollaron mugeres, de que les resultó al punto la ira de Dios,
que como ellos no veneraron el Sagrado, tampoco el Sagrado les valio y como
agraviadores de sacerdotes, perecieron sin auxilio de ellos, que aunque les hice
predicar con un par de mozos por las calles a que se dispusieran como cristia-
nos, porque mi animo no fue matarlos, sino recogerlos en una parte, darles
mis razones y ponerlos en el camino de la salvacion, pero el cielo por sus altos
juicios les cerró el concurso y por sus propias manos se entregaron a la Parca,
dando ellos principio a su infeliz destino. El matarnos como a perros, sin los
santos sacramentos necesarios, como si no fueramos cristianos, votar nues-
tros cadaveres en los campos, para que coman los buytres emborracharlos y
echar a las tropas enemigas para que los destrozen en pecado mortal matar
nuestras mugeres; es el modo de atrahernos a la paz y sugetarnos a la Real.
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