Page 142 - La Rebelión de Túpac Amaru II - 5
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Volumen 5
                                                            La defensa del obispo Moscoso: Cargo 6º
            Don Justo, y en especial de un mestizo llamado Jacinto Mesa, que era mui de
            su casa, segun parece de los autos seguidos sobre esta materia y tambien por-
            que en el curso del tiempo de mi estada y la de mi hermano a quien entregué
            la doctrina para vajar al Cuzco los moradores del pueblo, inconstantes en
            guardar un secreto tan importante declaraban poco a poco a mis familiares y
            a los de mi hermano que en los motines y alzamientos que acaecieron en aquel
            pueblo, no se portaron con el ardor que se les previno, sino con alguna remi-
            sion y a la verdad confieso que no me persuadiera a ello a no haber visto cartas
            originales del Doctor Justo escritas de su puño y letra en poder del Doctor
            Don Vicente de la Puente, que claramente infieren y lo convencen de complice
            en las conspiraciones de aquel lugar.— Tambien es publico y notorio en la
            provincia de Tinta, que el Doctor Don Justo apenas decia missa el día de Jue-
            ves Santo, sin acordarse mas de tan grave obligacion en todo el año acaso seria
            unicamente por no incurrir los anatemas que fulmina el capitulo Omnis
            Utriusq sexus y tener a mengua de mucha revaja recibir la sagrada comunion
            de manos de otro sacerdote, porque se me aseguró en dicha provincia que el
            expresado Don Justo, al paso que era nada zelozo del honor y reverencia de
            Dios, era ydolatra de su respeto. Es igualmente sabido por todos que este sa-
            cerdote tampoco resaba el oficio divino, ni ai quien lo hubiese oydo resar al-
            guna vez, antes que lo llamasse Su Ylustrissima al comparendo, aunque hai
            algunos que le vieron un breviario sobre su mesa, sin escrupulizar, que por
            una y otra omision se hacia reo de copiosas restituciones a todos los feligreses
            que le ministraban las obenciones sin duda que jamas llegaría a su noticia, lo
            que sobre uno y otro punto de restitucion hablan el Concilio de Trento y el
            Limense celebrado por Santo Toribio y qualquier canonista o moralista por
            lapso que sea, a la vista de la suprema autoridad del señor Benedicto cator-
            ce.— Quanto tengo relacionado ylustrissimo señor me lo enseña en muchas
            partes la ocular experiencia y en otras lo he adquirido de varias personas assi
            eclesiasticas como seculares en el tiempo de mas de un año, que giró las dos
            provincias de Tinta y Lampa, en los empleos a que su superior dignacion me
            destinó y juro a Dios in verbo sacerdotis tacto pectore, no proceder de malicia
            sino estimulando de mi conciencia, de la caridad fraterna, del zelo del honor
            de Dios y de la penetracion que tengo de la mente y rectas intenciones de
            nuestro catholico Monarca que Dios guarde.— Juan Josef Palomino.— Cuzco
            y enero quatro de mil setecientos ochenta y uno. Pongase este ynforme con los
            autos de la materia. Así lo proveyó, mandó y firmo Su Señoría Ylustrissima el



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