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Nueva Colección Documental de la Independencia del Perú
La rebelión de Túpac Amaru II
un escandalo de mayor consecuencia. Este hecho tiene toda la calificacion que
exije la verdad, y que confrontaria vuesa señoria ylustrisima con las referen-
cias de esto, que hayan hecho otros, que allá estuvieron, a que yo pudiera agre-
gar alguna otra cosa; que le oi a Guizasola, sobre la condesendencia de vuesa
señoria ylustrisima, pero lo omito por no multiplicar clausulas, y porque lo di-
cho me parece bastante contexto a el primer capitulo del citado oficio.— Señor
Ylustrisimo por el segundo capitulo del citado oficio, veo no sé que aparato,
que turba la luz del dia, y que confunde todo humano raciocinio. Este inquirir
de vuesa señoria ylustrisima dista fenomenamente de varios acaecimientos,
y me pone en el caso de inferir, que la maledisencia ha tenido lugar: para ha-
blar con vuesa señoria ylustrisima, sobre esta materia es necesario preguntarle
donde y como se han confundido sus heroycas acciones, qué se han hecho las
exortaciones a sus curas para que éstos las pasasen a sus feligreses, donde se ha
obscurecido aquella dedicacion a la pacificacion de estos espíritus alterados?
en qué ha parado la tranquilisacion, que vuesa señoría ylustrisíma concluyó
serenando el animo de Diego Cristoval Tupac Amaro y sus sequazes, con cuyo
objeto pasó vuesa señoria ylustrisima hasta Siquani, en donde se concluyó esta
cosa a satisfaccion de todos? Yá señor ylustrísimo veo, que los emulos causan
esta indagacion, sobre una materia publica y vaciando lo mismo, que le oi
a José Gabriel Tupac Amaro, quando lo recivi en el puente de Urcos, como
Comandante de aquel paiz, para conducirlo hasta el Cuzco, como lo executé
al dia siguiente, diré que en consecuencia a la amistad que tube con Arriaga
desde Madrid, y condolido de aquel suceso le pregunté, que qué motivo le
havia ocacionado igual atrocidad a la que executó con un hombre, que tenia la
autoridad del Rey, y me respondió instado de distintos modos, que el haverle
el Corregidor de Tinta puesto termino perentorio, para que en él satisfaciese
cantidad de pesos, que le debía, amenasandole, con que lo ahorcaría, y sien-
dole esto imposible aun en mas tiempo, por sus ningunas facultades, creyendo
igualmente, que de no executar lo dicho por Arriaga, le podia salir cierta la
amenaza, resolvió principiar la sublevacion, que hacia tiempo la tenia pensa-
da, convocando a todos sus parciales, como lo hizo manifestandose posterior-
mente en esta conversacion con ambiguedad, pues reflectaba, sobre que sin
embargo de su atentado esperaba el perdon en consecuencia a la experiencia
que tenia de otros casos iguales con correxidores y que por otra parte acaso no
huviera tenido esto tan fatales consecuencias, si en los principios la modera-
cion huviese sido modo de tratarle, por lo que varias vezes en este conjunto de
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