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Nueva Colección Documental de la Independencia del Perú
La rebelión de Túpac Amaru II
como igualmente las ventanas que tengan los regulares con vista al huerto o
lugares interiores del monasterio (a) (Al margen: (a) Ead Sarc. Congr. Episc.
in Ameliensi veinte y tres decem. mil seiscientos tres et in Neapolitana dos
decem. mil quinientos treinta y nueve apud íerraris Monial art. seis numero
cuarenta y cuatro) con mayor fundamento se prohibe por la sagrada congre-
gacion el que las ventanas de las celdas de las religiosas por la vecindad y co-
rrespondiencia esten en tal disposicion que por ellas puedan ver y ser vistas de
los de fuera (b) (Al margen: Edad Sacr. Congr. Episc. Nicos. trat. diesiseis aug.
mil quinientos cuatro) mandamos al mismo tiempo sean tan altas que solo
sirvan para comunicar la luz que necesitan para sus ministerios y exercicios
domesticos (c) (Al margen: (c) Ead Sacr. Congr. Episc. una civitatis Casteli
doce martij mil seiscientos uno) el fin de estos preceptos ya se deja entender
no es otro que el de quitar a unas almas en teramente consagradas a Dios toda
ocasion de distraerse con las especies del siglo de que por su profesion viven
enteramente abstraídas y deseando se reformen segun el espiritu de los cano-
nes, haviendo reconocido en nuestro monasterio muchas ventanas que caen
hacia a las calles publicas, como son las que estan a la parte del callejon de la
Compañia y las que corresponden a la calle principal, que corre de la Plaza a
Santo Domingo, por las quales, no solo pueden ver y ser vistas de las personas
de fuera, sino tambien conversar y tratar con ellas, de que es recelable, se cau-
sa muchos desordenes y excesos reprehensibles y por otra parte consultando
con su comodidad y que no se les prive de la luz, que es dificil dar a estas cel-
das, con otros arbitrios hemos venido, en que no se condenen absolutamente
dichas ventanas; pero si mandamos pena de santa obediencia a la Prelada haga
poner a todas dos rejas de fierro una al estremo de la calle y otra hacia dentro
de la misma celda, que estorve el que se puedan asomar a ver para fuera, lo que
cumplira con la brevedad posible. (Al margen: Se contrae a la observancia de
los puntos principales de su instituto) Otro punto ai que ocupa no menos
nuestro vigilante zelo, y es el de aquellas oficinas en que se deben juntar todas
las religiosas a los actos de comunidad, que hacen el fondo de la vida monas-
tica y por eso se encarga tan eficazmente en su instituto en este particular he-
mos estrañado no tenga el convento dormitorios comunes en que se recojan
las religiosas, todas las noches como se previene en el capitulo nueve de su
constitucion, cuia importancia es demostrable, pues teniendolo se guardará
mejor el silencio que tanto recomienda el instituto a tales horas, se evitaran las
juntas nocturnas en las celdas, gastando el tiempo en conversaciones inutiles
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