Page 814 - La Rebelión de Túpac Amaru II - 4
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Volumen  4
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            complicidad del Señor Obispo, y a que exponga cuanto juzgue oportuno en
            materia de rebelión, me ha de permitir Vuestra Señoría extrañe semejantes
            expresiones dirigidas a quien, como yo, he dado parte de todo al Excelentísi-
            mo Señor Guirior y al Señor Visitador Don José Antonio de Areche, desde el
            mes de Marzo de 1780. Desde aquella fecha les estoy previniendo con una vi-
            veza e individuación increíble, cuanto había de suceder y ha sucedido. Luego,
            que hubo en esta ciudad los primeros antecedentes, llamó a junta general su
            Corregidor Don Fernando Inclán, concurrí yo como Diputado de mi Cabildo
            con los del secular y los Prelados Regulares: expuse mi dictamen, se convinie-
            ron todos con él, se sosegó la Ciudad; y con estas circunstancias se dió parte
            a su Excelencia, que lo aprobó y gratificó todo, como consta de los libros y
            testimonios de aquel acuerdo. Conociendo yo el fuego que se ocultaba, avisé a
            dichos dos señores, en cartas y representaciones sucesivas y repetidísimas. En
            ellas no sólo apunté la enfermedad del Reino, sino es que detallé su curación
            con unos remedios que no podían, ni debían ser otros. Existen originales en
            mi poder las contestaciones de la mayor parte de los escritos y, algunos borra-
            dores de ellos; y para que quede satisfecha la justificación de Vuestra Señoría
            le incluyo copia de uno que presenté en esta ciudad al Señor Areche, con otro
            motivo, en que me refiero a las expresadas citas; y estoy pronto a manifestar su
            respuesta original, y las de otros muchos, desde dicho mes y año de 1780.
                    Yo suponía la conservación de estos documentos en sus respectivos
            expedientes y oficinas, y aun no dudo que así sea; mas después de todo, no
            percibo esta novedad por mi ninguna práctica de negocios y tribunales. Ello
            es, que los motivos que tuvo para persuadirme y decir a Arriaga, tenía por
            cómplice al Señor Moscoso, constan de mi representación al Señor Guirior.
            El borrador está en mi poder, como así mismo la respuesta del Señor Areche,
            en que me dice la pasó a sus manos. Vuelvo a decir que lo pondré todo en las
            de Vuestra Señoría si conviene al servicio de Dios y del Rey; que lo ratificaré,
            como lo ratifico desde ahora, y que exhibiré en la misma forma, el resto de
            borradores y respuestas originales que conservo, donde se verá de bulto que
            en todos los trámites de esas sacrílegas inquietudes, me he conducido con una
            cristiandad y amor a mi Soberano, que no puede ceder al de vasallo alguno del
            Universo. Igualmente he dado cuenta al Rey, y basta decir en comprobación
            de ello, que para en mí la respuesta original, de quien dirigió en Lima una de
            mis representaciones. Así ruego a Vuestra Señoría no se admire haya echado
            menos la existencia de unos papeles que han sido el índice desgraciado de



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