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Nueva Colección Documental de la Independencia del Perú
La rebelión de Túpac Amaru II
la presente guerra con la nación británica como tan piadoso nuestro católico
monarca mandó despachar reales cédulas a todas las iglesias de sus dominios,
encargando amorosamente a los reverendos Prelados de ellas le ayudasen a im-
petrar por medio de devotas rogativas el divino auxilio para atraer las bendicio-
nes del Altísimo sobre sus ejércitos y armadas a efecto de afianzar el feliz éxito
de sus empresas, sabernos que este Obispo ha recibido tiempo hace la que se le
dirigió, pero hasta ahora no hemos visto la menor demostración sobre un asun-
to tan interesante. Otra prueba: todos los criollos (con excepción de algunos)
son mortales enemigos de los europeos en tanto grado que ni a sus padres liber-
tan de ese odio si lo son y ya se vé que quien aborrece a su padre por ser de Es-
paña como ha de amar al Rey que no es americano. Entre todos apenas habrá
otro más extremoso en este punto que el reverendo Obispo del Cuzco pues pu-
blicamente habla con irreverencia de nuestro Monarca y sus tribunales y ha ex-
plicado su encono asentando que aún los hombres de más honor que Su Majes-
tad destina a sus Américas es gente indigna y soez, por lo que casi todos sus
dependientes y familiares son de por acá. Esta proposición es muy ofendente al
Príncipe y a los distinguidos vasallos que le sirven en los ministerios de Indias a
Su Majestad porque le supone injusto en las provisiones que les dispensa y a los
provistos por el notorio agravio que les infiere y siguiendo esta detestable máxi-
ma tiene jurado perseguir a todos los corregidores y ministros europeos sujetos
a su diócesis. Otra, la perspicacia de Vuestra Excelencia habrá notado en los
autos del tumulto del Cuzco que ningún europeo ha resultado cómplice y que el
proyecto de los insurgentes estaba concebido en unos términos tan inhumanos
que la primera diligencia que se propusieron era pasar a cuchillo a todos los es-
pañoles y apoderarse de sus haciendas y si las pesquisas hubieran sido practica-
das con aquella justificación que merecen los asuntos de esta naturaleza, sin
duda se hubiera comprobado evidentemente la complicidad de este reverendo
Obispo y de algunos súbditos suyos. Pero es público y notorio que en las confe-
siones recibidas a los supliciados no se guardó la fidelidad o indiferencia que
correspondía, porque si querían (estimulados de sus conciencias) delatar algún
sujeto de representación interesado el juez en su defensa despreciaba sus dichos
con esta frase, eso no se le pregunta. Pienso haber probado la primera parte de
este informe y para hacer demostrables los escandalosos procedimientos con
que abusando de su dignidad el Obispo ha atropellado y atropella las leyes más
sagradas que es la segunda, me es indispensable recopilar sus hechos públicos de
la provincia de Tucumán, donde sin haber pisado más de la ciudad de Jujui, dejó
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