Page 632 - La Rebelión de Túpac Amaru II - 4
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Volumen  4
                                                                      Conclusión de la rebelión
            muchos que me lo avisaron y entre ellos Felipe Bermúdez que sin embargo de
            haber sido rebelde entró llorando a mi prisión diciendo vean ustedes las picar-
            días que está predicando Bejarano del pobre corregidor, pero miente, que Arria-
            ga no era ladrón y fue un hombre demasiado bueno para todos. Y en otra carta
            también original que corre a fojas ochenta y cuatro, escrita y firmada al parecer
            de Don Bernardo de La Madrid al mismo Don Eusebio Balsa entre otros varios
            apuntes que aquel tiene ya declarados se halla el capítulo siguiente.— Mariano
            de la Banda me trajo en medio pliego de papel el borrador de una carta para
            Don Isidro Guisasola con orden del Rebelde para que la copiase y firmase de mi
            puño, que su contexto se reducía a noticiar al dicho como me hallaba preso de
            orden de Tupa Amaro en aquel pueblo y que tenía éste más de siete mil indios
            fuera de los españoles de la provincia prontos a su disposición, haciéndole ins-
            tancia de que me fueran a sacar del cautiverio y en dicho medio pliego habían
            principiado a escribir al señor Obispo que decía: Ilustrísímo señor Don Juan
            Manuel de Moscoso y Peralta y seguía con tres renglones que queriéndolos leer
            a este mismo tiempo vino dicho Mariano y me quitó de las manos dicho borra-
            dor.— Asimismo certifico que a fojas ochenta y ocho de los citados autos se
            halla otra carta original, escrita y firmada al parecer de Don José Antonio Vivar
            al referido Don Eusebio Balsa, cuyo tenor a la letra es el siguiente. Muy señor
            mío y amigo: en contestación de la estimada de usted de diez y siete de marzo
            digo que conservo especies de haber referido a usted el pasaje con el señor Obis-
            po de esta ciudad. Con motivo de irle a ver en compañía de Don José Andía,
            oficial real de estas cajas en tiempo que se había sucitado la competencia de ju-
            risdicción con su tío de usted el señor Don Antonio Arriaga rodeó el señor
            Obispo la conversación hasta entrar en el asunto del día en que explicó con pa-
            labras más denegrativas contra su tío de usted, tratándolo de ebrio y diciendo
            había embarcado a su venida de España treinta mil botellas de licores y vinos
            Antes de salir a la expedición contra el rebelde José Tupa Amaro acompañé al
            señor Inspector Don José del Valle que se fué a despedir del señor Obispo, en
            esta ocasión en presencia de Don Matías Baulen también movió la misma con-
            versación haciendo expresiones poco favorables a la memoria de Don Antonio
            Arriaga ya difunto. El señor Inspector no pudo llevarlas en paciencia y le con-
            tradijo diciendo había conocido a su tío de usted con quien había caminado más
            de trescientas leguas y siempre le había observado prendas de hombre de bien y
            que en todas partes le habían adquirido la pública estimación y la de los particu-
            lares que habían experimentado su trato. Sea casualidad o no a mí me admiró



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