Page 633 - La Rebelión de Túpac Amaru II - 4
P. 633

Nueva Colección Documental de la Independencia del Perú
             La rebelión de Túpac Amaru II
            que en dos unicas ocasiones que he visitado a este señor Obispo en ambas haya
            tocado la conversación contra su tío de usted. Esto me hace creer que aún des-
            pués de muerto no ha mitigado la mala voluntad y resentimiento motivado de
            la dicha competencia. Dios dé a usted resistencia para tantos pesares y tan fuer-
            tes émulos y guarde a usted muchos años. Cuzco nueve de julio de mil setecien-
            tos ochenta y uno. Besa la mano de usted su amigo y seguro servidor. José An-
            tonio Vivar.— Y la representación hecha por Don Antonio Arriaga al Supremo
            Gobierno según la copia rubricada que ha exhibido ante mí el referido Don
            Eusebio Balsa es del tenor siguiente.— Excelentísimo señor: Aquel celo que
            debe conducir a los jueces por las sendas de la justicia y aquella fidelidad insepa-
            rable de todo vasallo de honor hacia su soberano me obligan a representar a
            Vuestra Excelencia considerándole viva imagen suya y en cumplimiento de una
            moderna real determinación las perniciosas ideas que ultimamente concibió el
            reverendo Obispo del Cuzco contra el Rey y contra el Estado y los escandalosos
            procedimientos con que abusando de su dignidad ha atropellado y atropella las
            leyes más sagradas, dos puntos que harán la materia de este informe. Cuando
            semejantes delaciones se hacen con injusticia suelen valerse los maldicientes de
            papeles anónimos porque no hay cosa tan cobarde como el delito. Pero yo señor
            lejos de hacerlo así no sólo firmo la acusación, sino que mantendré con la pluma
            y con la espada cuantos capítulos abraza en los términos que irán anotados. Mas
            no obstante si Vuestra Excelencia lo estimare conveniente usará de las noticias
            con reserva. Constante son a Vuestra Excelencia (y a todo el reino son constan-
            tes) las inquietudes que ha padecido la ciudad del Cuzco desde que este reveren-
            do Obispo ocupa la silla de su iglesia. Hemos visto los severos justos castigos que
            han sufrido algunos de sus causantes y todavía por disposición de Vuestra Exce-
            lencia y ese regio tribunal se continuan las inquisiciones de los demás cómplices
            a fin de cortar de raíz una intriga que tenía por objeto la rebelión de aquella
            provincia y sus inmediatas dando la investidura de soberano de todas ellas a un
            hombre particular del Cuzco según unos y según otros al mismo Obispo con
            agravio de su legítimo dueño. Este es uno de los crímenes más excecrables que
            pueden cometer los hombres y según voz común ha tenido mucha parte en él
            este Prelado. Aunque digo según voz común no ha de estimarse por vaga o del
            vulgo pues rueda fundada en estos ciertos antecedentes. Primero no haber libra-
            do el rayo de las censuras que debía contra los autores de los pasquines atrevi-
            dos, que por más de dos meses se estuvieron fijando continuamente en el Cuzco
            anunciando con el mayor descaro la sublevación. Segundo haber resultado de



                                               632
   628   629   630   631   632   633   634   635   636   637   638