Page 318 - La Rebelión de Túpac Amaru II - 4
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Volumen  4
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            de Yanarico a cuyo dueño que es una señora de esta ciudad se le devolvieron,
            como otros que las reclamaron.
                    No hay duda que volvieron 14.000 pesos pero habiendose ya dicho
            que solo se remitieron a Asillo 20.000 en 13 de mayo se ve que solo se distri-
            buyeron en las dos columnas de 6.000 pesos que les corresponde a ocho reales
            desde el citado dia hasta el 4 de julio en que llegó al Cuzco dándosele tres meses.
                    Si llama asperesa de genio el reprehender sin haber pasado a otro cas-
            tigo la flojedad y poca vigilancia de la tropa que podia ser causa de que fuese-
            mos sorprendidos de los enemigos, y pasados todos a cuchillo con desaire de
            las armas del Rey, desde luego me confieso incurso en este que llaman delito,
            de que soy incapaz de arrepentirme y de enmendarme mientras tenga honor
            y celo del servicio del Rey y de la conservación de las vidas y de los que sirvan
            a mi orden.
                    No ignora el consejo de la sabiduría de que no seamos nimiamente
            justos, y asi he tenido tanta consideración a la clase y rudeza de las tropas,
            que los he moderado tal vez mas de lo debido, y así no hay ejemplar de que
            haya impuesto mayor castigo que el de baquetas, siendo bien comprensible al
            menos impuesto en lo que es un ejercito de tropas indisciplinadas y que creen
            que todo es lícito en la guerra, que cometerian atroces delitos que por la ley
            divina y humana debe corregir y castigar el superior; en lo que interesaban
            tambien las vidas de los mismos agresores que se exponian por ir a acome-
            terlos a morir a manos de los rebeldes, y la de los naturales a quienes podian
            matar para que no se quejasen, pudiendo dilatarse tambien la pacificacion de
            las provincias si se permitian excesos que los exageracen.
                    No dudo de las amables prendas del Señor Visitador pero si todos gus-
            tosos deseaban salir a su orden, extraño mucho que su celo que se extiende
            mas alla de los peculiares encargos de su ministerio y que se apropió en mi
            ausencia el mando militar teniendo las voluntades de los moradores de esta y
            de sus inmediatas provincias, no aprovecharse tan favorable proporcion para
            sujetar al de Calca en cuya tranquilidad interesa tanto esta ciudad por estar
            confinante con ellas y tener en sus fronteras sus haciendas muchos honrados
            vecinos de ellas que padecen el perjuicio de que los rebeldes de ella continua-
            mente las roben sus frutos y se las destruyan, habiendo tenido para lograrlo el
            espacio de cuatro meses que estuve ausente y se mantuviese en inacción tanto
            mas culpable que la que se me atribuye; pues tuvo mas facilidad para operar el





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