Page 316 - La Rebelión de Túpac Amaru II - 4
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Volumen  4
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            unanimes todos fueron de parecer que sin el menor retardo debiamos regre-
            sar a esta ciudad, no solo por las alegadas razones sino tambien para auxiliarla
            contra los rebeldes de Calca, Paucartambo y parte del de Tinta, que siempre
            la incomodaban con amenaza como lo verifique al aproximarse en Sicuaní y
            despues a subsistido su obstinación no obstante hallarse aqui las reliquias del
            extenuado ejercito.
                    Antes de emprender mi marcha propuse al Corregidor de Puno que
            auxilios podian franquearle y de cuantos necesitaba para mantenerse en su
            villa y defenderla? A cuyo efecto le ofrecí buenos artilleros, municiones y cien
            fusiles, y su respuesta fue: que hare yo con cuanto se me franquee si no tengo
            confianza en los soldados que guarnecen la villa de mi mando ni que comer?
            A noche se me desertaron a los enemigos 150 indios con algunos mestizos
            y recelo que los demas hagan lo propio, o que me entreguen en sus manos.
            Con una columna para proteger la retirada que proyecté hacer a aquel este
            temor escribi al Corregidor de Arequipa pidiendole me enviase destino con
            el vecindario, a fin de no ser interceptado en el camino; y su respuesta fue:
            que no tenia arbitrio para complacerme, por que se halla con orden del Señor
            Visitador para que no gastase dinero alguno en sueldo de tropa sin que se lo
            mandase expresamente  ,y que consiguiendo la proporción del abrigo de mi
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            colunna resolvia evacuar su villa. Condecendí a su suplica deseando salvar las
            vidas de aquellos fieles habitantes que conceptué el proximo riesgo de perecer
            a manos de los enemigos luego que me ausentase o por la miseria porque no
            tenian viveres para subsistir Les otorgue tres dias de tiempo para que recogie-
            sen sus mejores efectos y se previniesen a la jornada y despues tuve poderosos
            motivos para limitarlo a dos, porque habiendo empezado a llevar en los Altos
            proximos a Puno en que campé, creció la mortandad de las mulas y asi esca-
            seo extremadamente la boñiga de buey que suplía la absoluta falta de leña para
            guisar o calentarse ocasionando el quedarnos sin comer, puseme en marcha
            haciendo cada dia legua y media o dos con reflexión a que el vecindario de
            Puno en que se comprendian muchos ancianos y niños de tierna edad, enfer-
            mos, impedidos, y ciegos que la mayor parte la hacian a pié no podian seguirla
            de otro modo.



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            3.  Consta parearía escrita al Exmo. Sor Virrey, quien me lo extracta con fecha de 10 de julio de 1781 [Nota del autor]



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