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Nueva Colección Documental de la Independencia del Perú
La rebelión de Túpac Amaru II
Avisé esta resolución a don Francisco Cuellar, Comandante de la co-
lumna de Carabaya y no consegui noticias suyas hasta despues que pace de
la Villa de Lampa que por particular fortuna llegó un propio con carta que
me decia no haber recibido alguna mia, ni la esperaba por haberle informado
un eclesiastico que en el rebelde Pueblo de Achaya habian interceptado una
que le enviaba, y que por haberle cortado las orejas, las narices y las manos,
no encontraba quien quisiese exponerse a igual riesgo aun que les ofreciese
cantidades crecidas y si no supimos unos de otros hasta que llegamos a Si-
cuaní, alli mando al Comisario de Guerra pasase revista a las dos columnas y
hallo consistir su fuerza que al separarnos era de 6.000 hombres en 444 como
lo justifican el estado del Comisario de Guerra, calculando prudencialmente
el número de cada columna seria de la mitad del expresado número, debien-
dose rebajar de él como 500 enfermos y convalecientes que a nuestro arribo
llenaron los hospitales de esta ciudad; con que se prueba que aunque las dos
expresadas columnas se hubiesen unido no estaban en estado de pasar a la
ciudad de la Paz, ni de proyectar ninguna empresa de importancia y que la re-
tirada que hice a esta ciudad con la diminuta y debil parte que quedó del ejer-
cito siguiendonos los enemigos con la seguridad de que no lo podia batir por
estar ellos bien montados y mi tropa con bestias que apenas podian moverse
por flacas y estropeadas, se numerara entre las celebres que hecho nuestra
guerrera nacion, si se examina por militares inteligentes y practicos y no por
el dictamen de profesores de otra carrera o por las preocupadas opiniones de
emulos mios o de ignorantes aduladores que ciegamente adaptan el parecer de
los que presumen han de protejerlos por premio de su vil lisonja.
Queda ya probado no haberse dado mas que veinte dias de biscocho a
la tropa y que recibió el alguno en Sicuani, y lo comprueba mas el que estando
rebelde todo el país que mediaba desde el paraje en que se hallaba el ejercito
hasta el expresado pueblo no habiendo en el tropa suficiente para escoltar
convoyes, ni formarse almacenes de viveres; de dónde se sacaron y como se
condujeron a 60 leguas cuando a doce de la ciudad y sin peligro no se envia-
ron? Carne tampoco regresaron pertenecientes a abastos pues a todo el ejer-
cito consta que comieron las que quitaron a los enemigos, y que por el uso de
las ovejas enfermaron de camaras de sangre.
Si algunas vinieron, fueron pertenecientes a los vecinos de varios pue-
blos que las retiraron por que no se las tomasen los rebeldes y de la hacienda
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