Page 266 - La Rebelión de Túpac Amaru II - 4
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Volumen  4
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            dolor que me causaba el ver este pequeño triunfo que celebraban los enemigos
            con su acostumbrada y molesta voceria.
                    98. No obstante, este fué todo y el único fruto que consiguieron aquel
            dia, cortísimo realmente, y que de ninguna suerte correspondia á las esperan-
            zas que les suscitaba la extraordinaria porfia con que me atacaron tantos dias
            consecutivos, asaltando por todas partes la plaza aun con superiores esfuerzos
            á los que podian aguardarse de su espíritu naturalmente débil é inconstan-
            te. Duró esta refriega desde la hora dicha, en que empezó de las 6  /  de la
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            mañana, hasta las 3  /  de la tarde, con los que comandaba el infame traidor
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            Tupac-Amaru, que se retiraron á su cuartel poco antes que los de la parte de
            Chucuito, que dilataron media hora mas en el combate: pero finalmente, reti-
            rados unos y otros, hubo algun lugar para que respirásemos del cansancio, y
            que pudiesen curarse los muchos heridos que tuvimos, los cuales, segun se ha
            podido reconocer, suben hasta el número de mas de 100, sin los muertos de
            balas que han sido hasta 50, cuyo número exhorbitante é increible, atendidos
            los pocos que habiamos perdido en otros combates anteriores, dá bastante idea
            para congeturar la ferocidad con que han peleado, en estos que acabo de referir.
                    99. Aguardábamos que al dia siguiente repitiesen el asalto, sin que en
            los oficiales y soldados faltase brio para resistirlos: pero aquella noche desa-
            pareció Tupac-Amaru, quien marchó con tanta precipitacion, que dejó aban-
            donados en su cuartel los quitasoles que usaba, contra los ardores del sol, y
            algunas otras provisiones de boca que se encontraron por nuestros esplorado-
            res bien temprano, sin que entonces pudiesemos congeturar con alguna cer-
            tidumbre los motivos que le obligaron á esta inesperada resolución: aunque
            despues lo hemos atribuido á las noticias que empezaron á divulgarse del po-
            deroso ejército con que venia marchando el Sr. Inspector contra los rebeldes
            de Lampa y de Azangaro.
                    100. Los de Chucuito, comandados á lo que se cree por Catari, con-
            forme á un pasaporte que libró en la capital de dicha provincia, se mantienen
            hasta ahora en distancia de un cuarto de legua de esta villa, con la mayor
            osadía, saliendo algun otro dia á provocar á los de la caballeria, con quie-
            nes han trabado alguna vez sus escaramusas. He deseado mucho castigar el
            atrevimiento de estos malvados, y aunque bien podria lograrlo con un asalto
            repentino, he tenido por conveniente reservar los escasisimos pertrechos, con
            que me hallo, para el caso de ser nuevamente atacado dentro del pueblo.





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