Page 270 - La Rebelión de Túpac Amaru II - 4
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Volumen  4
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            necesario, respecto á que, ocupados en conducir cada uno su familia, no pudo
            permitirse el lugar necesario para las precisas distribuciones de la milicia, cu-
            yas consideraciones no me han dejado dar cumplimiento á las órdenes del Sr.
            Inspector, que se dirigian á que me acampase dentro de su mismo cuerpo.
                    111. El abandono de puesto tan importante hace ver claramente en
            la siguiente campaña la dificultad de reducir los rebeldes, que unidos con los
            de la tierra arriba, duplicarian sus esfuerzos, cuya reunion se habia impedido
            mediante la defensa de la villa de Puno, á los que se agregaron los pueblos
            de Puno, Icho, Paucarcolla, Capachica, Vilque, Mañazo, Atuncolla, Caracato,
            Guaca, Yasin, Juliaca, Cavana, Cavanilla, Tiquillaca y el Asiento de San An-
            tonio con su ribera, que apoyados de mi existencia en Puno, ó temerosos de
            ella, se mantenían fieles: quedando espuesto el paso á Moquegua, y libres las
            provincias de Lampa y Azangaro, para repetir sus pensamientos iniquos á la
            provincia de Tinta y adelante, incitados de su iniquo gefe Tupac-Amaru. Que-
            dales á los indios un continente vasto, de mas de 200 leguas, que se reconocen
            desde Potosí á la raya de Vilcanota, y con el desconsuelo de la imposibilidad
            de que la ciudad de la Paz logre auxilio, cuando hoy contemplábamos reunida
            á los rebeldes la provincia de Chucuito, y los pueblos referidos, para invadirla
            con libertad.
                    112. Los vecinos y demas gente, que han concebido mejor modo de
            subsistir en la ciudad de Arequipa, se han retirado á esa, pero la mayor parte
            sigue sus marchas en mi compañia, con el designio de ofrecer sus servicios en
            beneficio de Su Magestad contra los rebeldes. Yanarico y Mayo 29 de 1781.
                    113. El 30 seguimos nuestra marcha por la ciudad del Cuzco, incorpo-
            rando con nuestra tropa toda la harina, coca, arroz y demas provisiones, que
            debia yo con anticipacion mandado traer de la ciudad de Arequipa, para el
            consumo de mi gente y servicio para el ejército, y mientras llegamos al pueblo
            de Lampa, no esperimentamos perjuicio alguno de los pueblos fieles, por don-
            de transitamos: pero en este lugar principiaron á cometer los rebeldes algunas
            muertes, en los que se separaron del cuerpo del ejército, y no se pudieron
            evitar, sin embargo de algunas providencias que para este efecto se dieron.
            Presentábansenos en tropillas en los cerros inmediatos, causando al tiempo
            de nuestra marcha sumas incomodidades, ya en la retaguardia, ya en los cos-
            tados, estrayéndonos ganado y cargas, y matándonos gente.
                    114. De este modo caminamos con indecibles incomodidades por
            un pais enemigo, enteramente desprovisto y despoblado; y al paso por la



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