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Nueva Colección Documental de la Independencia del Perú
La rebelión de Túpac Amaru II
claramente que de ninguna manera era bastante tan corto número, mayor-
mente cuando me insinuaba que no podría tenerse en ellos la mayor con-
fianza, á causa de la desercion que recelaba al retirarse el ejército de aquellas
inmediaciones. Ya yo habia esperimentado esto mismo en los de guarnicion,
que al punto que entendieron la resolución del Sr. Inspector de no pasar ade-
lante, desertaron muchos, sin arbítrios para contener á los de estrañas provin-
cias que tenia en mi servicio, y que se sugetaban con la próxima esperanza de
que, á favor de nuestras armas, podrian restituirse á sus casas, subyugándose
los rebeldes.
108. En fuerza de esto, y las dificultades que se tuvieron presentes para
la subsistencia de la villa, fueron por último de dictámen de que esta se eva-
cuase, y que las milicias de guarnición y el vecindario saliese de ella al abrigo
del ejército, para que no quedasen espuestos á las tragedias y horrores que
cometieron los indios en Chucuito y otros pueblos de la misma provincia,
concediéndose solo tres dias para prepararse á caminar. Fué grande el dolor
que me causó esta resolución, pero fué preciso conformarse á ella, y bajé luego
para dar las órdenes convenientes para la marcha. Es inesplicable la confusión,
el desórden y llanto que se introdujo en el vecindario, sorprendido de tan in-
esperada órden; pero á pesar de su miseria, tuvieron que aprestarse, para no
quedar sacrificados al furor de los indios.
109. Aumentóse la confusión, cuando el citado Sr. Inspector abrevió el
tiempo de evacuar la villa, pues unicamente nos concedió el término de dos
días: en que, á pesar de las lágrimas que por todas partes se veian, procuraron
cumplir con la órden, y efectuada, quedó desamparada la villa el 26 de Mayo,
con universal sentimiento de sus vecinos y demas habitantes, que se refugie-
ron á su seguridad, en circunstancias de hallarse todos sin una cabalgadura,
á causa de haberse apoderado los indios (como se ha dicho) de todas las del
lugar; quedando abandonados los muebles y casas en el estado que las poseian
sus legítimos dueños, porque la falta de caballerias sugetó á salir á pié hasta
las mugeres y niños, para abrigarse de la seguridad de la tropa. Salieron de
aquella villa 136 fusileros, 440 lanceros de á pié, 64 artilleros que servian en
los fuertes para el manejo de los cañones, 308 hombres de caballeria. 1,346
honderos reunidos de los pueblos, que se mantenian fieles.
110. En este estado mandé clavar los cañones en conformidad de lo
acordado en la junta, y se echaron en pozos: procuré del modo posible recoger
las armas y gente para seguir la tropa, y conseguílo en parte, pero sin el órden
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