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Nueva Colección Documental de la Independencia del Perú
             La rebelión de Túpac Amaru II
            fué impetuoso, y tan osado, que parecerá increible á cualquiera que no le haya
            presenciado. Toda su caballeria, que fué numerosa, acometió por la parte de
            la laguna, y logró cortar todo el ganado, que los pastores no tuvieron lugar de
            arrear á lo interior de la poblacion.
                    84. De antemano tenia ya colocadas en las trincheras interiores y en las
            de afuera las respectivas compañias de lanceros, apoyadas de los piquetes de
            fusileros necesarios para su defensa. Los castillos de Guanzapatay de Santiago,
            al cuidado del teniente de artilleria, D. Antonio Urbina, y al del capitan de los
            mismos artilleros, D. Martin Terroba, tenian separadamente una culebrina
            cada uno; el primero dos pedreros, y el segundo uno, con balas de su calibre,
            y metralla suficiente para jugarlas segun las ocurrencias de los lances: lo que
            tambien dispuse en el de Santa Bárbara, que, aunque no enteramente acabado
            por las razones expuestas, como se ha dicho, le puse al cuidado del alferez de
            artilleros, D. Martin Javier de Esquiros, con una culebrina, señalando para
            cada uno de ellos los piquetes de fusileros necesarios, con un proporcionado
            número de lanceros. Las compañias de caballos mandé apostar á las orillas de
            la población, y contemplándolas diminutas y sumamente deterioradas, por la
            escasez de forrages para mantenerlas, les dí órden expresa de mantenerse en
            sus puestos señalados, sin otra maniobra que la de contener la de los enemi-
            gos, estándose á la defensiva. Dentro de la misma plaza quedaron otros dos
            pedreros y una culebrina, al cargo del teniente coronel de Lampa, y coman-
            dante de artilleria en esta, D. Francisco Vicenteli, para ocurrir donde instase
            mas la necesidad.
                    85. Con estas disposiciones, y la experiencia antecedente del método
            que se ha observado en los indios, en diferentes ataques que ha sufrido esta vi-
            lla, me juzgué fuera de cuidado, y me prometia rechazarlos con igual brevedad
            y fortuna. Pero, animados unos y otros con la presencia de sus primeros Gene-
            rales, y llenos de todo el orgullo y confianza que les inspiraba la fácil conquista
            de las provincias de Sicasica, Pacages y Chucuito, se arrojaron con braveza y
            ferocidad, intentaron forzar las trincheras inmediatas al Tambo de Santa Rosa;
            pero no lo consiguieron, por el fuego que le hizo el castillo vecino de Santiago.
            Por la parte superior de la población, y bajo del cañon de Guanzapata, se habia
            ya internado hasta la calle de las casas del Licenciado Mogrovejo, y al propio
            tiempo en que daba órdenes para resistirlos y rechazarlos, como se logró fe-
            lizmente, me vino aviso de que ya entraban otros por la calle principal, cuya
            novedad me obligó á ocurrir con velocidad, para dar providencia.



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