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Nueva Colección Documental de la Independencia del Perú
La rebelión de Túpac Amaru II
llegaron á ella, y deshaciéndola por no ser de la mayor consistencia, forzaron
á los nuestros que retrocedian, sin que la exhortacion ni egemplo del oficial
que los mandaba, los contuviese. Mandélos socorrer con el ayudante mayor
y su piquete, (que después auxilió al castillo de Santiago como se ha dicho) y
con este refuerzo, incorporados y recobrados, cargaron sobre ellos, y arroján-
dolos con mas celeridad que con la que habian entrado, procuraron reponer
provisionalmente su trinchera De manera que, los increibles esfuerzos que
hicieron por todas partes los enemigos, no pudieron lograr otra ventaja que
la de incendiar algunos ranchos y casas de poca consideracion, que por estar
separadas de lo principal de la poblacion, no podia resguardarles el fuego de
las trincheras, del modo que á los demás edificios, que por la igual longitud de
las calles que los dividen, se hallan en proporcion de no ser ofendidos, sino á
costa de los mayores peligros.
90. Finalmente, habiendo peleado con el mayor teson, y acercándose
la noche, se retiraron unos y otros á sus respectivos cuarteles; y como el ofi-
cial y soldados que defendieron el castillo de Santiago, quedaron sumamente
maltratados de los muchos hondazos que recibieron, y no ocurriéndome de
pronto, sugetos proporcionados para confiarles el manejo de los cañones, á
causa de que todos los demas tenian trincheras señaladas á su cargo, de cuya
defensa pendia la seguridad de la villa, tuve por conveniente que se retirasen
dichos cañones, á dirección del comandante, y que usase de ellos segun las
ocurrencias desde la plaza. Aquella noche durmieron sobre sus mismas trin-
cheras los oficiales, con sus respectivas compañias y piquetes, y circunvalada
toda la población por la parte de afuera por los indios honderos de nuestro
servicio, se hicieron rondas de á pié hasta el amanecer, para no estropear mas
los caballos, evitándose de este modo alguna novedad ó sorpresa.
91. Al día siguiente, se mantuvieron los enemigos en sus cuarteles has-
ta la misma hora (con poca diferencia) en que el anterior nos embistieron, y
entonces, saliendo de ellos unos y otros, marcharon sobre nosotros y repitie-
ron el ataque. Tenia tomadas las mismas disposiciones que el dia antecedente
para recibirlos, y con efecto, aunque acometieron por todas partes, y duraron
en el ataque hasta cerca de la noche, fueron siempre rechazados de todos los
puestos que avanzaron: pero siempre esforzándose mas por las espaldas de la
iglesia de San Juan, y al vencer la trinchera que defendió Cáceres con constan-
cia, habiéndola restablecido aquella noche del mejor modo que fué posible, por
la escasez del tiempo, y el cansancio de su piquete, y de toda la demas tropa.
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