Page 535 - La Revelión de Tupac Amaru II - Vol. III
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Nueva Colección Documental de la Independencia del Perú
             La rebelión de Túpac Amaru II
            reforzándose a este fin, por orden de aquella Junta, con la remesa de socorros
            de dinero, municiones y hasta cuatrocientos hombres que se juntaron en las
            provincias circunvecinas de aquella capital, fuera de una compañía de nobles
            que se alistaron en ella, se experimentó el trágico suceso de haber sorprendido
            el Traidor dicha tropa el día diez y ocho del citádo mes a las cinco de la mañana,
            con cerca de veinte mil indios armados de hondas y garrotes y más de trescien-
            tos mestizos con armas blancas y de fuego en el pueblo de Sangarará; a dónde,
            con apresurada marcha se precipitó el expresado Don Fernando con esperanza
            de rendir al rebelde, sin aguardar a reunirse con el mencionado socorro, como
            lo tenía ordenado, de que resultó que; sin embargo de la defensa que hizo, cuyo
            combate duró hasta el mediodia, fue derrotado y retirándose a la iglesia, incen-
            diada ésta, se arrojaron los nuestros al campo enemigo, donde perecieron. Y
            enterada esta Junta de la nueva insolencia, que con estos sucesos y el aumento
            de fuerzas, que con nuestras armas ha adquirido el Rebelde, debilitando la de la
            ciudad del Cuzco, en cuya plebe ha infundido pusilanimidad y que, según las
            puntuales relaciones que de estos incidentes y del presente estado de aquella ca-
            pital y demás provincias se tienen presentes, se debe conjeturar y conocer que al
            mismo tiempo que se hallan todas sin el resguardo y seguridad que necesitan, se
            vá extendiendo la rebelión del traidor, y es de temer se propague tan pernicioso
            contagio, no sólo a las inmediatas, sino aún a otras distantes; y después de toma-
            das las noticias que parecieron oportunas del Coronel Don Pedro José Vélez, a
            quien la Junta de Guerra de dicha ciudad remitió aceleradamente con las citadas
            cartas y documentos, conferida la materia con toda la circunspección y madu-
            rez que requiere su gravedad e importancia, y conocídose que, en tan criticas
            circunstancias, era menester aplicar un extraordinario remedio, que proveyese
            con entera seguridad a la conservación del reino, sociego de las provincias y
            total extirpación del tumulto y del Rebelde y demás traidores que lo acompañan
            y fomentan: El señor Visitador General, con el celo y superiores luces que tiene
            tan acreditado en el más cumplido desempeño de cuanto pertenece al servicio
            del Rey, expuso contemplaba muy oportuno y aún necesario trasladarse perso-
            nalmente a la capital del Cuzco para poner orden y remediar tantos excesos; a
            lo que se ofreció, despreciando peligros, en beneficio de la causa pública y logro
            de la debida subordinación; y habiendo significado el señor Inspector General,
            ser esta expedición propia de su cargo como Jefe general de las armas del rei-
            no, y ofrecídose cada uno de los señores ministros concurrentes, con la lealtad
            y amor al Rey que los anima, a acompañar y ayudar al expresado señor



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