Page 538 - La Revelión de Tupac Amaru II - Vol. III
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Volumen  3
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            a dicho Corregidor, para que haya de meditar si es conveniente su práctica,
            con los otros Corregidores que se le han unido. Y en la propia forma, incluyo
            a Vuestra Excelencia, así las cartas originales que por dicho Corregidor de
            Lampa me han sido escritas en la ocasión, como el edicto original que a dicha
            provincia fue despachado por el traidor Tupa Amaro, con el designio de que
            fuese publicado, y el de conseguir por este medio, tumultuar aún las provin-
            cias hasta ahora pacíficas y atraerlas a su partido.— En la propia conformidad,
            incluyo a Vuestra Excelencia las cartas originales que antecedentemente me
            fueron escritas sobre el mismo propósito, de pedirme auxilio de gente, armas
            y municiones. La una, de los oficiales reales del asiento de Cailloma; la otra,
            del Corregidor de la provincia de Azángaro, acompañada de un exorto que
            también remito; y la otra de Don Pedro de la Ballina, Coronel de las milicias
            de la tal provincia. Y todas ellas, darán a Vuestra Excelencia bien claras luces,
            para que haya de formar la correspondiente idea del estado funesto, en que se
            hallan aquellas provincias y de los designios del perverso Tupa Amaro.— Yo
            me hallo entendiendo con cabal contracción, en aprontar todo aquel auxilio
            que me sea dable ministrar, con ajuste prevenido a las superiores órdenes que
            espero de Vuestra Excelencia, y a lo prevenido en el derecho real: Debien-
            do hacer a Vuestra Excelencia presente; lo uno, que de las dos compañías de
            tropa arreglada, hay, en lo actual, el menoscabo de cosa de veinte hombres
            entre desertores, muertos y enfermos; y lo otro, el que los milicianos de esta
            ciudad, son en la mayor parte gente nada experta en armas y carecen de las
            que se necesitan, por ser muy pocas las que hay de corte y de fuego, y más con
            haberse sufragado treinta fusiles al Gobernador de Cailloma con quinientos
            cartuchos, y otros tantos con mil cartuchos y doscientas piedras de chispa al
            Corregidor de Lampa. Y el estarse por ello mandando hacer porción de lanzas
            que sustituyan la falta de otras armas. Y consiguientemente, hallarme en la
            precisión de entender en la guarda y defensa de esta ciudad y de los caudales
            existentes en la Real Caja de ella y de los que se esperan de la del asiento de
            Cailloma, y aun, según noticias, de la de Chucuito. Y en cuyos términos, espe-
            ro con mayor resignación las superiores órdenes de Vuestra Excelencia, para
            darles el más exacto cumplimiento; y ser regular que no se pueda conseguir,
            ni la conservacion de esta ciudad, ni la seguridad de los caudales reales, que
            en su Caja se custodian, en el caso de haber de extraerse, para el auxilio pedi-
            do por los predichos Corregidores, la escasa gente útil que hay en la ciudad.
            Lo que pongo en la superior consideración de Vuestra Excelencia, para que



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