Page 539 - La Revelión de Tupac Amaru II - Vol. III
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Nueva Colección Documental de la Independencia del Perú
             La rebelión de Túpac Amaru II
            en cualquier acontecimiento infeliz, no se me haga responsable, sin embar-
            go, de quedar a mi cuidado el tomar las más oportunas precauciones para el
            acierto.— Nuestro Señor guarde a Vuestra Excelencia los muchos años de mi
            deseo. Arequipa y noviembre veinte y nueve de mil setecientos ochenta.—
            Beso la mano de Vuestra Excelencia su más seguro servidor.— Don Baltazar
            Semanat.— Excelentísimo Señor Don Agustín de Jaúregui.

                    (Al margen: Exorto).
                    Don Lorenzo Zata y Zubiria, Corregidor y Justicia mayor, Alcalde
            Mayor de Minas y Registros de esta provincia de Azángaro y su jurisdicción
            por Su Majestad.— Al señor Corregidor de la ciudad de Arequipa, su Lu-
            garteniente o Justicia mayor etcétera.— Hago saber como José Tupa Amaro,
            Cacique del pueblo de Tungasuca de la provincia de Tinta, confinante con la
            de Lampa y ésta de Azángaro se ha alzado atrayendo a su partido todo el ve-
            cindario de ella, así de españoles como de indios. Ahorcó a su corregidor Don
            Antonio Arriaga, le robó su casa con más cincuenta mil pesos que tenía en ella
            en dinero, así de los reales tributos como de otras cosas y después pasó a la de
            Quispicanche con su ejército, persiguiendo a su corregidor Don Fernando Ca-
            brera, a quien hubiera también ahorcado, si no hubiese huido a la ciudad del
            Cuzco, le saqueó su casa con cantidad de efectos y dinero y consiguió atraerse
            a su partido todo el numeroso gentío de ella, desde donde está dando órdenes
            como rey absoluto, prendiendo y ahorcando, haciendo creer que lo hace como
            heredero de este reino, por decir ser cuarto nieto del emperador inca de él. Y
            aun ha pasado la insolencia de éste, a dar órdenes a los caciques de la ciudad
            del Cuzco, la que se dice tiene ya por suya y otras provincias. Y asimismo ha
            enviado comisiones a estas de Azángaro, Lampa y Carabaya a unos caciques
            para que pongan horcas, prendan corregidores y demás europeos, secuestrán-
            doles cuantos bienes se les encuentren, como más latamente consta de los
            documentos originales que paran en mi poder, con fecha de quince de éste.
            Por noticias que ha traido Don Pedro de la Ballina, Coronel del Regimiento
            de Milicias de esta provincia que yendo a dicha ciudad del Cuzco lo aprisio-
            naron el paso en dicha provincia de Tinta y lo llevaron los alzados al pueblo
            de Tungasuca, lo condenaron a horca por ser europeo; clamó que no lo era
            y sí criollo de Lima y que estaba casado con nieta del cacique de esta capital,
            Don Diego Chuquiguanca. Se le mandó que lo justificara; escribió para ello
            a este sujeto y a sus hijos para que le informaran ser ciertos estos dos puntos,



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