Page 518 - La Revelión de Tupac Amaru II - Vol. III
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Volumen 3
Inicio de la rebelión
(Al margen: Carta).
Señor Corregidor y demás personas que componen la Real Junta de
Guerra de la ciudad del Cuzco.— Muy señores míos: Mes y medio ha que se
ausentó el General Don José Fernández Campino, Corregidor de esta provin-
cia de Chumbivilcas, de esta capital de Velille por atender a varios negocios
que le ocurrieron en la quebrada de Cotahuasi en servicio del Rey Dejóme en
su lugar para la administración de justicia y demás asuntos que pudieran ocu-
rrir en su ausencia, y anoche recibí una carta con propio, acompañada de una
comisión y edicto cuyas copias simples incluyo a Vuestra Señoría, reteniendo
en mi poder los originales; en vista de ellos me ví afligidísimo y no tuve otra
persona de quien tomar consejo que del señor cura de esta doctrina, el Doctor
Don Francisco Areta, con quien de común acuerdo, respondí categóricamente
que mientras no se me ponía de manifiesto la superior orden del Soberano no
podía poner en ejecución la comisión que se me confería. En esta atención,
hice imediatamente propio al señor Corregidor, haciéndole relación de ello y
esta mañana recibí una carta de Vuestra Señoría que, aunque rotulada para
dicho señor Corregidor, la abrí recelando podía ser concerniente a este asun-
to. Asi fue, e impuesto en ella la despaché brevemente con otro propio, encar-
gando a éste que en ninguna parte parase un instante hasta hallarlo.— Por la
carta dicha de Vuestra Señoría, vengo en conocimiento de que el indio Tupa
Amaro, suponiendo orden del Soberano quiere alborotar a estos vecinos con
la idea sin duda de avasallarlos y erigirse él soberano. Yo soy uno de los fieles
vasallos del Rey y quisiera hallarme con fuerzas suficientes para hacerle frente,
caso de que su ánimo sea el venirse a esta provincia a usurpar los dominios
del Rey; pero me amilano viéndome solo; pues, además de la cortedad que
hay de vecinos españoles, muchos de ellos se hallan ausentes en sus viajes y el
resto esta desnudo de armas.— Así el medio, que por ahora se vá tomando, es
amonestar a la gente se estén quietos en sus casas, y hacerles presente el exe-
crable delito que comete el indio Tupa Amaro, para alejarlos así de la alianza
que pudieran hacer con él. Para este efecto tiene dada orden el señor cura que
pasado mañana domingo se junten a doctrina y a misa todos los feligreses, sin
excepción de personas.— Deseo acertar y servir al Rey en un asunto tan crítico
y espero que Vuestra Señoría me dé las instrucciones necesarias en la ausencia
de mi corregidor, que luego que llegue serviré gustoso bajo de sus órdenes.—
Nuestro Señor guarde a Vuestra Señoría muchos años. Velille y noviembre diez
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