Page 392 - La Revelión de Tupac Amaru II - Vol. III
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Volumen  3
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            que se le debían fue apresado y no pudo conseguir su libertad, hasta que el
            rebelde averiguó la verdad de la causa de su viaje. Participo también a Vuestra
            Señoría Ilustrísima, que estoy en la inteligencia de que alguna gente se sigue al
            rebelde más de fuerza, que de voluntad. El suceso de Machacollo, que referí
            antes, es una de las pruebas positivas. Por conjetural pongo la del Cacique de
            Pomacanchi, porque no he averiguado el motivo de la discención; en la misma
            línea coloco la de que pasó por el chorrillo de Llusco, jurisdicción de esta mi
            doctrina, el Cacique de Acopia diciendo que habiéndole querido llevar el re-
            belde para la expedición que hizo a encontrar la desgraciada tropa de Sanga-
            rará y excusándose, le mandó llevar preso con unos indios a Tungasuca y el
            pudo libertarse embriagándolos y mi fundamento es, porque pudo ser espía o
            emisario. Mas me asienta que Sinanyuca, Cacique de Coporaque, simulada-
            mente sigue al rebelde; pues además de que antes estuvieron en enemistad
            ambos y de que algunos así lo aseguran, el lunes de esta semana llegó aquí un
            indio trayéndome una carta de parte de él, y abierta era para el Corregidor,
            escrita por el Doctor Alvarez, en que le noticiaba que era tiempo de acometer
            al rebelde por acá, por los fundamentos que en ella se expone, la cual carta·
            remití a dicho Corregidor. Ya se me olvidaba decir a Vuestra Señoría Ilustrísi-
            ma y lo hubiera sentido, que ayer por la tarde me entraron aquí un indio de la
            Doctrina de Pampamarca, que examinado ha confirmado con sus dichos mu-
            chos de lo que llevo referido y ha añadido que en Tungasuca, siempre se está
            en continuos sobresaltos, lo que no era menester que él lo dijese, pues es pre-
            ciso: El traía dos cartas, una para el Cura de Velille y otra para el cobrador del
            mismo pueblo y dijo, que era Huatani del Cura de Pampamarca; y que a él lo
            despachaba el rebelde, porque no habían querido venir otros cinco indios, los
            que quedaban presos de su orden y que le mandó que me la entregase a mí,
            cuya adicción atribuyo que fingiese por el temor de ver aquí los españoles,
            disponiéndose para marchar a dicho Velille, como lo han ejecutado hoy lle-
            vándose consigo al indio y las cartas que me pareció conveniente no abrir;
            pero espero que el Corregidor me dé noticia de sus contenidos para pasarla a
            Vuestra Señoría Ilustrísima prontamente con otro propio; y éstos los repetiré,
            siempre que haya cualquiera cosa que deba comunicar a Vuestra Señoría Ilus-
            trísima, siendo a mi costa todo, pues en servicio de mi Rey, no digo estas ridi-
            culeces, mi corta hacienda, mi vida y honra son suyas. Yo desde que tuve no-
            ticia de estas novedades, no he cesado de persuadir a mis feligreses a la debida
            obediencia a nuestro soberano, por todos los medios que puede producir mi



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