Page 391 - La Revelión de Tupac Amaru II - Vol. III
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Nueva Colección Documental de la Independencia del Perú
             La rebelión de Túpac Amaru II
            con hacerle atender a dos partes; tomarle en medio y sitiarle por todos lados,
            lo que si para ejércitos disciplinados es uno de los mayores riesgos contra una
            gente que no entiende de guerra, daría el vencimiento; esto es lo que a mi me
            parece y lo sujeto a mejor juicio. Por lo que hace a lo mas que desea saber
            Vuestra Señoría Ilustrísima, lo que puedo decirle es, que Tupa Amaro no es
            indio idiota como se piensa en esa ciudad: Yo no le conozco, pero sé que es
            bastante hábil y que no perdona medios para conseguir sus ideas; él se de-
            muestra generoso con los que le siguen y aún con los pasajeros; él afecta pie-
            dad y aún quiere persuadir que el cielo le favorece; él no perdona la mas extra-
            vagante falsedad, para de este modo seducir a idiotas; él escribió carta (según
            me participó el Cura de Velille) al cobrador de dicha Doctrina, para que pren-
            diese al Corregidor, prometiendo el mismo empleo y amenazándolo con el
            castigo en caso contrario; y con el motivo de decir que esto lo hacía por orden
            del Rey, se le respondió que la enviase; él atrae la gente con el sebo de liberta-
            des de contribuciones; él también se hace justiciero y castiga las faltas que se
            le hacen con severidad, como lo han experimentado los caciques de Pomacan-
            chi y Yanaoca, aquél con la pérdida de todos sus bienes y aún hubiera sido con
            la de su vida, sino hubiera escapado y éste con la de una multa pecuniaria, sólo
            por haberse juntado con su ejército la gente del Partido de Machacollo; los
            lugares que les siguen, según tengo entendido, son toda la Provincia de Tinta
            y de la de Quispicanchis, las doctrinas de Pomacanchi, Sangarará y Quiquija-
            na: sobre el grueso de sus tropas son muy varias las noticias, unos la ponen en
            un número excesivo y otros en corto. Yo hago juicio que no bajará su ejército
            de seis mil hombres; y es ciertísimo, que no son solamente indios, sino tam-
            bién españoles y mestizos, habiendo sido los de Sicuani, los que se dice, que
            causaron la desgraciada de Sangarará, que no refiero, porque sé que Vuestra
            Señoría Ilustrísima está ya impuesta. Por este motivo se halla hoy con más
            armas de las que tenía antes y se vale de la pericia de Don N. Figueroa, a quien
            tiene preso y con la mayor seguridad para que estén corrientes y se le hagan
            otras nuevas: Debo también poner en noticia de Vuestra Señoría Ilustrísima,
            que no toda aquella gente está siempre en compañía del rebelde, pues se dice
            que por tiempos la despide casi toda. También se asegura, que cuando sale a
            campaña, deja casi solo Tungasuca; pero nunca omite tener en alguna defensa
            las entradas, ya para que se le dén prontos avisos y ya para reconocer cuantas
            cartas quieran introducirse, como entre otros acaba de suceder con Felipe
            Oviedo, mi feligrés, que habiendo ido para esos lugares a cobrar unos pesos



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