Page 388 - La Revelión de Tupac Amaru II - Vol. III
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Volumen  3
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                    (Al margen: Auto)
                    Cuzco y noviembre veinte y siete de mil setecientos ochenta, agrese a
            los autos de la materia. Asi lo proveyó, mandó y firmó su Señoría Ilustrísima,
            el Obispo mi señor, de que doy fe.— El Obispo.— Ante mi, Doctor Frias, Se-
            cretario.—
                    (Al margen: Subscripción)
                    Concuerda con el contexto de sus originales, los que se remitieron al
            Excelentísimo Señor Virrey Don Agustín de Jáuregui, de orden del Ilustrísimo
            Señor Obispo del Cuzco, doy fe.— Doctor José Domingo de Frias, Secretario.—


                    (Al margen: Oficio a la Real ]unta)
                    Hará hora y media que el Cura de Chalhuanca, Don Nicolás de Oré,
            me trajo a Francisco Castellanos, criado que fue de mi secretario y que lo
            tenía despedido tiempo había, por haberle manifestado un edicto del rebel-
            de Tupa Amaro, incitativo de la rebelión que ha visto esa Real Junta y que se
            han comunicado con el agregado de un pasaporte franco; y habiendo pasado
            a examinar al mozo en otros particulares, vine a descubrir traía dos edictos
            más y una carta para mi Provisor; y reconociéndole por la que suponía ha-
            berme escrito dicho rebelde, según el aviso que tenía del Cura de Urcos, Don
            Pedro Santisteban, que remití a Usía ayer noche del mismo modo que lo he
            hecho con cuantas me han venido conducentes a instruirles sobre los desig-
            nios demás incidentes del traidor Tupa Amaro, responde que no le entregó
            tal carta y que los dos dichos edictos y carta para el Provisor las tenía cerrada
            en un cuarto de la casa de doña Gregoria Barrionuevo y que la llave la tenía
            un colegial llamado Don Mariano Quispecaliana; con esta relación lo remití
            a Usía, con un familiar mío, custodiado de mi sobrino, el Capitán Don Fran-
            cisco Rivero y su Teniente Don Juan Bravo: posteriormente repetí recado a
            Usía, examinase al mozo con la mayor circunspección por la gravedad de la
            materia y por no ser de las mejores inclinaciones; y como de orden de Usía
            y con la propia custodia, se le mandase a dicha su casa, para que trajese la
            mencionada carta y edictos; lo condujeron a la mía y me hicieron presente los
            dos edictos, la carta para mi Provisor y a más una para el Cura de Coporaque,
            Don Vicente Puente, y otra para Don Mariano Barreda rotulada a Lima; y por
            ser resorte de mi conocimiento abrí la del expresado Provisor, que leída en
            público se descubre un fondo de malicia en el pérfido Tupa Amaro, semejante
            al argumento de seducción que comprenden los edictos. Y como en postdata



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