Page 607 - La Rebelión de Tupac Amaru Vol 1
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Nueva Colección Documental de la Independencia del Perú
La rebelión de Túpac Amaru II
haber sufrido, si se justificaban. Así lo patentiza el oficio de fojas 3 del dicho
testimonio».
«De todo lo referido di cuenta al Señor Corregidor inmediatamente,
y en respuesta me previno pasase, luego, exhorto al Cura de Coporaque, pi-
diéndole la sumaria que había practicado contra este vecindario como perte-
neciente a su Juzgado. Así lo ejecuté, según se acredita a fojas 6, y viendo que
se demoraba la respuesta, repetí la solicitud por el oficio subsecuente, usando
siempre de la debida atención, porque no me había propuesto otro objeto que
la defensa de los derechos de la Real Jurisdicción como estaba obligado».
«El último papel se lo despaché desde este mismo Pueblo a donde vine
precipitadamente de orden del Señor Corregidor, con la idea de tranquilizar
sus habitantes, de averiguar los autores de los alborotos, y de indagar más de
cerca los motivos que impulsaban al Doctor Puente a no remitirme las acu-
saciones que había practicado en su razón. Por medio de la benevolencia y el
agrado conseguí lo primero tan a satisfacción que en virtud de mis persua-
ciones acerca del respeto con que deben obedecer los preceptos de Vuestra
Señoría Ilustrísima en todos los asuntos Eclesiásticos y espirituales, aquellos
mismos que poco antes se dijo haber impedido el cumplimiento de sus equi-
tables providencias, se las dejaron desempeñar al Cura de Coporaque llenos
de sumisión y respeto. Y por una sumaria que con la debida justificación he
recibido, se convence que las sublevaciones de este vecindario tan ponderadas
del Doctor Puente, no merecen nombre de tales, y que si hubo algunos distur-
bios los ocasionó él, con su desmedido orgullo e imprudencia; pues procedió
con tanta tropelía que habiéndose metido, a caballo con la gente armada que
le acompañaban, hasta la puerta de la iglesia de esta Doctrina, resulta que en
aquel mismo lugar sagrado hirieron al indio Francisco Aguilar, de modo que
hubo efusión de sangre, de la cual hay vestigios todavía, y sin embargo no me
he dado por entendido hasta ahora».
«Mas quién creerá, Ilustrísimo Señor, que teniendo este eclesiástico
tan mala causa y habiendo usado yo con él de la mayor atención en todos los
papeles que le dirigí, según acreditan sus copias contenidas en el documento
que acompaña, además de haberme negado la sumaria ¿se haya atrevido a
ofenderme con calumnias y expresiones las más injuriosas? Increíble pare-
ce, pero mande Vuestra Señoría Ilustrísima leer atentamente sus oficios que
corren desde fojas... (cuyos originales quedan por ahora en mi poder) y su
perspicacia alcanzará que en cada línea estampó una injuria, y en cada palabra
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