Page 550 - La Rebelión de Tupac Amaru Vol 1
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Volumen 1
La verdad desnuda
Superior Gobierno a los parientes o acreedores de los corregidores muertos,
para el recobro de sus intereses; y contando con esta práctica, luego que llegó
a Lima la noticia de la tragedia de mi tío, se presentó personalmente Don
Miguel de Arriaga a vuestro Virrey, suplicándole reverentemente que com-
padecido de su dolorosa situación, le otorgase el Corregimiento de Tinta por
el tiempo que le restaba a su hermano, o por el que fuese de su agrado. Res-
pondióle que no era ocasión oportuna todavía de pensar en la provincia de
aquel destino pero que contase con su favor en cuanto pendiese de sus facul-
tades; porque estaba muy interesado en sus penas, y deseaba proporcionarle
los alivios posibles; y sin embargo de todos estos ofrecimientos, al otro día,
fué nombrado Corregidor de Tinta Don Francisco de Salcedo, sujeto extraño,
desnudo de mérito y poco a propósito para su desempeño.
100.-También es, Señor muy perjudicial a la testamentaría de Don
Antonio de Arriaga el injusto embargo practicado de los pocos bienes que
se han recogido y sus dependencias. Y ciertamente que si no fundáramos la
esperanza de nuestros alivios en la incomparable justificación de Vuestra Al-
teza, nos sorprendería de tal modo la aflicción y el dolor a vista de estos pro-
cedimientos, tan distantes de la equidad y justicia, que lograrían seguramente
nuestros enemigos su delincuente deseo de extinguir la familia de los Arria-
gas, en la América a lo menos.
101.-Si la superior compresión de Vuestra Alteza notare en este infor-
me alguna expresión disonante o irregular, le pido rendidamente se digne di-
simularla como desliz de mi insuficiencia o como impulso de la naturaleza de
la causa. Yo, Señor estimaba a Don Antonio de Arriaga como a padre, porque
él me amaba como a hijo, según acredita el Documento N° 11; y habiéndo-
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mele muerto tan inhumanamente, no hago poco sacrificio en perdonar a sus
homicidas, aunque se me dispense algún desahogo en la locución para alivio
de tan grave pena. He perdido por esta desgracia más de veinte mil pesos,
quedando en tanta indigencia que casi me veo precisado a mendigar para sub-
sistir; y con todo siento mucho más la pérdida de mi tío. Esta es irremediable
ya, y por tanto sólo dedico y dedicaré gustoso mis connatos hasta morir a la
defensa de su honor y buen nombre; por lo que suplico a Vuestra Alteza que,
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39. En una declaración judicial de Don Bernardo Lamadrid de lo que oyó a Don Antonio de Arriaga poco antes de sacarlo al patíbulo,
contiene estas palabras: «Por nadie lo siento tanto como por el pobre de mi sobrino que, habiéndome servido con tanto amor y lealtad
desde España, dejando allí el empleo que tenía y su familia, queda sin camisa, porque hasta su ropa ha perdido en Tinta... Yo había
pensado dejarlo con una buena comodidad... pero muero con el desconsuelo de no poderlo cumplir». [nota del autor]
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