Page 499 - La Rebelión de Tupac Amaru Vol 1
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Nueva Colección Documental de la Independencia del Perú
             La rebelión de Túpac Amaru II
            en la provincia del Tucumán, y todos sus vecindarios confesarán que fué juez
            muy recto y tan desinteresado que condonó liberar cuantos derechos justa-
            mente le tocaba por su ministerio; con la particularidad de haber sucedido,
            más de una vez, que habiendo interpuesto en su juzgado demanda de alguna
            corta cantidad de intereses y mandado pagarla, representándole el deudor que
            su escasa suerte le imposibilitaba la satisfacción, la verificaba él de su peculio,
            para alivio del reo y socorro del actor. Dirán así mismo que a costa de muchas
            fatigas arregló las milicias de aquella Provincia, aprontó mil hombres de ellas
            para socorro de Buenos Aires, en la última guerra con Portugal, que estuvie-
            ron prontos a marchar al primer orden de aquel Gobierno; y no tuvo efecto
            por haber llegado a la sazón la Armada de Don Pedro Zevallos; y dirán tam-
            bién que para remediar la escasez de víveres que empezó a padecer el ejército
            de aquel General, remitió a Buenos Aires oportunamente más de cinco mil
            fanegas de trigo, con notable beneficio de vuestra Real Hacienda.
                    55.-Esto y mucho más podrán decir los vecinos de Tucumán, pues
            tanto sus Cabildos, cuanto el Brigadier de vuestros Reales Ejércitos, Don Juan
            Victorino Martínes de Tineo, lo tienen informado a Vuestra Majestad, con ex-
            presiones las más honoríficas hacia Don Antonio de Arriaga. Pero, finalmente
            pregúntese de él, desde Buenos Aires hasta esta Capital, y casi todos explica-
            rán con lágrimas los sentimientos que ha excitado su pérdida aún en los que
            no le conocían, sino por la fama de su nombre.
                    56.-Nosotros, por no haber dejado mujer ni hijos, representamos las
            acciones y derechos de Don Antonio de Arriaga, por nuestra inmediata re-
            lación y además por haberme instituido a mí, el expresado su hermano, por
            albacea y heredero, en una carta que anticipadamente me escribió, y judicial-
            mente se ha declarado por su disposición nuncupativa.
                    Sabemos que tenía cierto crédito contra vuestra Real Hacienda por
            considerable cantidad de pesos, según cuenta instruída que parece se aprobó
            por vuestro Consejo de Indias, en contradictorio juicio con el Fiscal, cuyo
            expediente debe parar en los archivos de ese Regio Tribunal. Y en atención a
            cuanto llevamos referido, ocurrimos, Señor, llenos de confianza en vuestra so-
            berana clemencia, al trono de Vuestra Majestad, suplicando reverentemente,
            se digne dispensarnos alguna merced, que al mismo tiempo de reparar nues-
            tra ruina sea equivalente a la satisfacción del débito indicado, respecto de que
            con las presentes urgencias de la Corona, consideramos exhausto de caudales
            vuestro Real Erario, y consiguientemente que sería muy gravoso a Vuestra
            Majestad cualquiera pagamento en dinero.




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