Page 498 - La Rebelión de Tupac Amaru Vol 1
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Volumen 1
La verdad desnuda
imponderables, según lo informaran estos magistrados por lo cual omitimos
su relación. Nosotros estamos persuadidos que Don Antonio de Arriaga di-
rigiría a Vuestra Majestad igual informe que el que hizo este Gobierno sobre
la complicidad de vuestra Reverendo Obispo en la sublevación maquinada
anteriormente en el Cuzco y si ha llegado a vuestras reales manos, mande
Vuestra Majestad examinar su contexto atentamente, y combinadas bien las
proposiciones, allí vertidas, se hallará que predijo lo que está sucediendo, y
que pudo evitarse si no se hubiera despreciado una noticia tan importante;
pues sólo cuando se tuvo noticia del insulto se llevó a vuestro Real Acuerdo;
pero como por este documento resultaría un grave cargo a vuestros ministros,
parece que cuidadosamente no se ha puesto en autos.
52.-Para concluir esta representación no nos resta, Señor, otra cosa
que hacer demostrable la cuantiosa pérdida de intereses que ha ocasionado
esta lamentable tragedia...
53.-De esta demostración resulta que los autores de la traición eje-
cutada con Don Antonio de Arriaga, además de haberle quitado tan inhuma-
namente la vida y cuantos bienes tenía, han arruinado a un hermano y a un
sobrino suyo, privando al primero de la mayor parte de su caudal, y poniendo
al segundo en estado de mendigar. Vuestra Majestad con inteligencia de los
distinguidos servicios de Don Antonio de Arriaga le confirió el Corregimien-
to de Tinta. En la Real Cédula de esta gracia, expedido en 26 de Noviembre de
1774, se dijo expresamente que era como en compensación de los perjuicios
que había sufrido en el desempeño de vuestros reales encargos. El mérito que
adquirió en el Tucumán fué bien recomendable, según los comprobantes que
sabemos remitió a Vuestro Consejo de Indias. Y el que granjeó en Tinta es
de los de primer orden como hemos comprobado; porque bien distante de
compensarle aquel Corregimiento (conforme la piadosa intención de Vuestra
Majestad) los perjuicios que le había ocasionado vuestro real servicio, perdió
en él la vida y cuanto tenía.
54.-Nosotros no debemos panegirizar la conducta y estimables pren-
das de Don Antonio de Arriaga, porque como somos interesados, puede en-
gañarnos la pasión. Pero pregúntese de él en esta Corte, en las principales
ciudades de esa Península y en Buenos Aires; y cuantos le conocieron (hasta
sus émulos) publicarán que su carácter, entre los hombres particulares, era
muy particular; celoso de vuestro real servicio, y amante de Vuestra Majestad
sin segundo; fidelísimo con sus amigos, como el que más; muy misericordioso
con los pobres; y generalmente amado de todos, tanto por su bien cultivada
política, cuanto por su extraordinaria generosidad. Pregúntese de él también
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