Page 493 - La Rebelión de Tupac Amaru Vol 1
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Nueva Colección Documental de la Independencia del Perú
             La rebelión de Túpac Amaru II
            éstos le embarazasen la consumación del traidor proyecto que había maquina-
            do contra su vida. Aquel mismo día comió Túpac Amaru con el Corregidor en
            Casa del Cura de Yanaoca Doctor Don Carlos Rodríguez Dávila, cuyo Pueblo
            dista sólo tres leguas de Tinta; y se comedió el traidor con mucho empeño a
            acompañarle, pero no se lo permitió Arriaga. Para preocuparlos fingió tener
            orden de vuestro Visitador General, en que se le mandaba darle muerte; y por
            eso aunque lo mantuvo arrestado hasta el 10 del mismo mes, ninguno se atre-
            vió a defenderlo.
                    38.-En este estado le obligó el traidor a firmar varios papeles,  uno
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            para que sus cajeros entregasen setenta y cinco fusiles pertenecientes a Vues-
            tra Majestad que se hallaban en el cabildo de Tinta, su vajilla y la plata sella-
            da existente en Cajas; y los otros, llamando a Don Bernardo de la Madrid y
            Don Juan Antonio de Figueroa, pretextando que los necesitaba para un asun-
            to grave de vuestro Real Servicio. Estos eran íntimos amigos del Corregidor,
            y teniendo su vecindario muy inmediato, pasaron luego a Tungasuca donde
            fueron apresados de Túpac Amaru. Y los Cajeros poco cautos entregaron, en
            virtud de la orden: las armas, la vajilla de plata como de quinientos marcos,
            y en moneda cosa de veinte y dos mil pesos, parte perteneciente a vuestros
            Reales Tributos, y parte al peculio del Corregidor.
                    39.-Hecho dueño de esto Túpac Amaru, aseguran que forjó una es-
            pecie de proceso contra nuestro hermano y tío, y que a su consecuencia, le
            condenó a la pena de horca.  Púsole en capilla para que se dispusiera a morir,
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            y después de haberle administrado los Sagrados Sacramentos auxiliado del
            Cura propio de Tungasuca, Don Antonio López de Sosa y otros dos clérigos,
            cuyos nombres ignoramos,  salió a sufrir el último suplicio, como si fuera
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            el reo más criminoso, con un pregonero, por delante, que decía en alta voz:
            «Manda el Rey Nuestro Señor quitar la vida a este hombre por revoltoso». Si
            nosotros nos empeñáramos en glosar estas palabras, demostrando su verda-
            dero sentido, pudiéramos decir mucho, pero cuidadosamente lo omitimos.
                    40.-Llega al patíbulo y finalmente vuestro Corregidor, y aquí la ad-
            miración y el asombro, aquí al ver que por dos veces perdieron sus fuerzas los

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            8. Es público y voz común que lo solicitó Túpac Amaru para ello, y también que se resistió Don Antonio de Arriaga con una animosi-
            dad propia de varón constante diciendole: «Si tiene órdenes superiores para prenderme como afirmas, ya no soy Corregidor, ¿con que
            para qué quieres mis órdenes?»; pero falseándole su firma, con mucha propiedad, Felipe Bermúdez, su escribiente (de las cuales se
            hallan algunas en poder de Don Eusevio Balza), despachó el Rebelde cuantas órdenes quiso a toda la Provincia, y de este modo fueron
            convocados todos sus vecindarios a Tungasuca. [nota del autor]
            9. No hubo tal proceso, ni sentencia, pues hasta el fin del atentado fingió que procedía conforme a órdenes superiores. [nota del autor]
            10. Uno de ellos fué Don Ildefonso Bejarano, y ambos ayudantes del Cura de Tungasuca. [nota del autor]


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