Page 440 - La Rebelión de Tupac Amaru Vol 1
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Volumen 1
Informe sobre las causas de la sublevación de 1781
aquel Rey por antonomasia el sabio; para que bajo sus reales auspicios viviese
cada uno en aquel nuevo mundo, quieto, seguro y tranquilo a la sombra de su
higuera y de su vid.
Pero, ¡oh, qué incomprensibles son y han sido siempre, Ilustrísimo
Señor, los juicios del Altísimo! y ¡qué inexcrutables sus caminos y providen-
cias! Cuando todas las cosas referidas corrían con la más dichosa prosperidad,
cuando menos se debiera recelar de las causas que motivasen la menor varia-
ción y trastorno de un gobierno y estado sostenidos con tanta consistencia por
los auxilios del Todopoderoso, y por los benéficos influjos de la real piedad, y
beneficencia, cuando actualmente reinaba el Grande Carlos III, cuya insigne
piedad, celo del honor y servicio de Dios, amor y atención a sus vasallos com-
piten con los heroicas reales prendas de sus más gloriosos progenitores, en la
misma razón en que este monarca tan benéfico había dado a todas aquellas
provincias de sus Américas las mayores y más convincentes pruebas de su ca-
tólica rectitud, bondad y cariño particularmente en las innumerables cédulas
que había expedido a favor de aquellos indios sus vasallos; entonces fué cuan-
do, no sé, si por el avariento y ambicioso influjo de algunos de los habitantes
en el Perú, acaso los más favorecidos, se levantó de improviso (aunque pre-
sumo que años antes premeditada) la más desecha borrasca que se haya visto
en muchos tiempos y que puso en un fatal movimiento todo aquel espiritual
temporal edificio erigido tantos siglos antes a esfuerzos de los mayores cuida-
dos y desvelos cristianos.
Entonces fué cuando aquel enemigo común que desechó y sacudió
siempre el suave yugo de toda legislación y legítima sujeción, y que desde el
principio dijo: no me bajaré a servir, non serviam, tuvo por altos juicios, y te-
rribles, divinas permisiones, la de insinuarse en los ánimos de nuestros necios,
que abusando de la real munificencia, o no contentos con la inferior suerte,
o mediana fortuna de sus antepasados, inquietos y abandonados a las furio-
sas leyes de sus caprichos y pasiones desregladas, conspiraron o cooperaron
a que otros intentasen tomar la voz de quienes, según el real profeta, dijeron:
rompamos las prisiones y cadenas que nos han echado los que nos dominan
y arrojemos de nuestro cuello el yugo de su autoridad: dirumpamus vincula
oerum et propiciamus a nobis jugum ipforum; apartando de sí al mismo tiem-
po la debida sujeción a su legítimo soberano y señor natural y la dominación
de Jesucristo, pues con igual paso parece caminaban en sus errados violentos
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