Page 407 - La Rebelión de Tupac Amaru Vol 1
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Nueva Colección Documental de la Independencia del Perú
             La rebelión de Túpac Amaru II
            das y bienes, ocurrieron con algazara, rugiendo como leones, silbando como
            tigres, los indios rebelados. y arremetieron con los vicedioses de la tierra, sin
            más motivo que verlos llegar, pudiendo llorarles arrepentidos, y gozar de sus
            benignos abrigos. Cogiéronlos, pues, atrevidos, y repartidos en cuadrillas pa-
            sáronlos prisioneros a Santa Rosa, primer pueblo del Collao, a Nuñoa, con la
            inspección de ser imitadores de Absalón, hicieron su deber en el cadalso, que
            a no haber, a tiempo, el llanto de las mujeres, quizás sin remedio, hubieran
            fenecido con este destino, sin haber sido destinados ni nacidos para ello. Ni
            de Daniel que también se halló  entre los más sanguinarios leones, se lee ni
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            se dice otro tanto lo que de estos obstinados pedernales, que así son, y así aca-
            ban  en los últimos períodos de la vida, según he experimentado en quince
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            años ha, que manejo diferentes doctrinas.
                    Toda la pena de Sísifo fué el que había de colocar una peña en la cum-
            bre de un monte; subía industrioso aquella mole insoportable, ya estaba dan-
            do avance, sudoso, cuando otra vez volvía a aparecer en la falda del mismo
            monte; repetía otras y muchas veces el empeño, y cuanto más se fatigaba tra-
            bajando, tanto más era el desengaño y el fruto de tanto cansancio; no era otro
            sino el afán de volver a subir otra vez; parece ficción y no es, sino una verdad
            experimentada en los caminos, tanto más se volvía a llorar, para volver. a so-
            segar a los Rebeldes.
                    Llegaron a Azángaro, sitio de los principales insurgentes, quienes pu-
            diendo salirles al encuentro compungidos, convirtieron su llanto en risa, alga-
            zara y chistes, viendo que a los sagrados ministros los llevaban otra vez al su-
            plicio; y como Dios es el verdadero amigo en todos eventos, tampoco les faltó
            con su auxilio; porque puso por instrumento a Fernando Huamán, famoso
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            Coronel suyo, quien sable en mano rompió el tumulto o chusma de indios,
            y los puso a salvo, y se los llevó a su casa.  Hirió Aquiles a Telejo; hubiera
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            muerto, sin duda, si Telejo no acude a la misma lanza, para su único remedio;
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            191. En la Raya, que se nombra Vilcanota, tenían sus centinelas; y luego que por aviso de éstos supieron todo. Orurillo, Santa Rosa,
            Ulocari, Nuñoa, Umachiri y otros pueblos se juntaron al martirio. [nota del autor]
            192. Daniel. 6. [nota del autor]
            193. No hay más prueba que el alzamiento, éste ha dicho qué cosa es el corazón del indio bajo, y qué el del noble. [nota del autor]
            194. En la casa de éste me acogi, cuando me cercaron los indios, con sus palos y lanzas. Este y un Tomás Mullu Puraca, ambos corone-
            les de TúpacAmaru, fueron los que después favorecieron a las tropas de Camaná y Moquegua; y por esto el Señor Inspector (General
            José del Valle) los hizo Señores de la Medalla. La traición hizo Francisco Villca Apasa; y Julián Villca Apasa, su sobrino, lo prendió; y
            a vista de Diego (Túpac Amaro) lo rompieron cuatro caballos. [nota del autor]
            195. Se mostró siempre muy favorecedor de los señores sacerdotes. y los cuidaba. Este servicio le valió en Arequipa, para que saliese
            con bien de todo. [nota del autor]


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